Samaná y Saona: dos maravillas de República Dominicana

Samaná y Saona: dos maravillas de República Dominicana

Conoce los mejores destinos del atractivo país caribeño

En la selva húmeda de Samaná, cualquier turista se convierte en un jinete experimentado. En este lugar, incluso quien nunca ha estado sentado en una silla de montar puede guiar con maestría a un caballo por la selva. "¡Mira lo bien que manejo!?, grita Lennart, un niño de siete años. Su guía, un joven caribeño de pelo crespo negro, le deja las riendas y le da la sensación de tener todo bajo control.

Los caballos conocen tan bien el camino por la selva que lo encuentran por sí mismos. En caso de duda, basta con dar un ligero chasquido para que el animal tome otro sendero. Para los turistas, el centro turístico de la República Dominicana, se trata de una auténtica aventura.

Cuidadosamente, el guía de Lennart se adentra con el chico en el bosque y le enseña bananeros y bambús. Hay lianas cayendo sobre el camino, plantas trepadoras enroscadas a troncos y ramas. También los helechos, tan altos como un hombre, extienden sus hojas en forma de abanico. Los rayos solares casi no llegan hasta el suelo. Todo está en penumbra y no se oye nada. ?¿Donde están los animales??, pregunta el niño. “Los animales duermen de día”, indica el experto.

Las excursiones de día evitan que los turistas que han comprado paquetes vacacionales permanezcan encerrados en los grandes hoteles de la República Dominicana. Aunque los paseos están muy bien organizadas, el visitante entra en contacto con la población local, al menos una vez, durante el recorrido. La pobreza salta a la vista, pero la población dominicana parece estar orgullosa de que haya personas que van a conocer su país y las reciben con gusto.


Las playas de República Dominicana pertenecen al Estado y no pueden ser valladas, lo que permite que se pueda caminar sin límite por la arena. Por la tarde, todo queda envuelto en la famosa luz cobriza del Caribe. Pelícanos se deslizan por el agua dando un pequeño toque salvaje a la naturaleza. Con sus picos estirados y un aspecto curiosamente extraño.

Otro clásico es la Isla Saona, también llamada ?Bounty? (porque fue allí donde se rodó el anuncio publicitario de la conocida barrita de chocolate con relleno de coco). Se puede cruzar el mar en una lancha rápida y, al llegar al destino, todos pueden desembarcar para practicar snorkel. En este atractivo lugar, las estrellas de mar son enormes y se pueden simplemente recoger del fondo marino, aunque después lo correcto es colocarlas nuevamente en su sitio.

La realidad supera la imaginación, ya que Saona es una isla de ensueño total, con su arena de polvo blanco, palmeras y agua de color turquesa. Además, la playa está desierta, lo cuál la convierte en un escenario ideal para descansar y tener unas placenteras vacaciones con la pareja o la familia.

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