Aunque es conocida por su famoso carnaval, tiene una espectacular belleza natural, con un toque salvaje
Río de Janeiro es una ciudad bella, plena de luz y de música, y de grandes contrastes. Una metrópolis con un toque salvaje, abierta al mar, como una acuarela azul, blanca y verde. Aunque fue descubierta por navegantes portugueses en 1502, es una mezcla de lo lujoso y modernísimo con lo antiguo. Estuve allí al final de unas vacaciones en Buenos Aires y en las Cataratas del Iguazú (un viaje ideal de 10 días a 2 semanas) y después de la sofisticación de la capital de Argentina y de la naturaleza de las cataratas, llegar a Río de Janeiro fue encontrar un lugar maravilloso, donde la gente vive a su aire y sin inhibiciones. En otro reciente viaje comprobé que eso no ha cambiado y que la ciudad se prepara feliz para los Juegos Olímpicos del 2016.
Nos quedamos en el famoso Copacabana Palace, grande dame de la cadena Orient Express, con una vista sensacional a la playa de Copacabana. Allí comprendes por qué los visitantes quedan impactados con Río de Janeiro y la imagen de la bahía de Guanabara, la silueta del Pan de Azúcar, el Cristo Redentor del Corcovado, las montañas verdes en contraste con el azul de las aguas y el blanco de las nubes. Por eso quedarnos en un hotel en la playa (ya sea Copacabana, Ipanema, Leblón o la elegante Barra de Tijuca), con una linda vista, es importante para disfrutar la ciudad y el precioso amanecer y anochecer de la bahía. Su intensa belleza natural es la razón de que al menos una vez en la vida haya que conocer la ciudad. Y este itinerario es ideal.
DIA 1. Ya estás en Río de Janeiro. Debes tomar el tour en un trencito a través del Parque Nacional de Tijuca y subir a la montaña donde está el Cristo Redentor del Corcovado, con una vista espectacular. ¡Es una gran emoción estar bajo ese enorme Cristo que bendice a todos con los brazos abiertos! Es un momento que se recuerda toda la vida. Después, el tour (la forma ideal de conocer la ciudad) te lleva por la bahía, la playa de Ipanema y de São Conrado, donde están los expertos de hand gliding de Fernando Matosso. Para practicar este deporte tan arriesgado hay que subir al tope de la montaña, pasando del elegante barrio de Piedra Bonita al Parque Nacional de Tijuca, donde está la rampa de lanzamiento, y minutos más tarde “vuelas” sobre la ciudad y la bahía. Es una experiencia muy emocionante, aunque en ninguno de mis viajes a Río de Janeiro me he atrevido a vivirla. Durante el vuelo, el turista se amarra con unas correas al “piloto” del planeador, quien está a su vez atado a las alas del mismo ¡y eso es todo! No hay motor ni instrumentos y se depende solo de las corrientes de aire. Una cámara de video está colocada en la punta de las “alas” y el piloto anima a sonreír para que quede bien el video de la aventura. Esa noche conocimos el lujoso hotel Santa Teresa, en una hacienda restaurada.
DIA 2. Recomiendo tomar el tour de tres horas para conocer la favela Rocinha, donde viven más de 150 mil personas. Ahí verás cómo en medio de la riqueza más absoluta y puerta con puerta con mansiones preciosas existe una zona de casitas que se amontonan, pequeños edificios y covachas, además de escuelas, gimnasios donde practican las escuelas de samba que desfilan en el carnaval, mercados, etc. Al final del tour podemos comprar artesanía y pinturas hechas por los niños de la favela y ayudarlos de esa forma. Después puedes almorzar en el centro de Río de Janeiro, en la famosa Confitería Colombo, fundada hace más de 100 años; ver la ultramoderna Catedral Metropolitana, el bello Teatro Municipal, etc. Haz la cena al estilo churrascaría.
DIA 3. Toma el teleférico al Pan de Azúcar, una de las imágenes características de la ciudad. Está compuesto de dos montañas: Morro da Urca, donde hay un restaurante, y el Pan de Azúcar, que se alza 396 metros (1.299 pies), desde donde la vista de la bahía es realmente impresionante.
DIA 4. Puedes ir a la playa o tomar alguno de los muchos tours organizados, como el de Petrópolis, la ciudad imperial del emperador Pedro II. También puedes ir a las islas Tropicales, cerca de la ciudad en la bahía de Sepetiba, a las que se llega en barco. Son paraísos con cotorras, tortugas, delfines, etc. Al regreso, pasa por la zona de Barra, con sus shoppings y su vida nocturna, o toma la excursión de 8 horas en bus y barco a Angra dos Reis, en un archipiélago de 300 islas llenas de playas maravillosas.