Un entorno único con naturaleza en estado puro y unos estándares de calidad en el servicio son los ingredientes que ofrece la costa este de este país sudamericano
La cara más visible del fenómeno es la cantante colombiana Shakira, pero cada vez son más los potentados europeos, estadounidenses, argentinos y brasileños que apuestan por este destino.
Aunque la referencia inevitable sigue siendo Punta del Este, a unos 140 kilómetros al este de Montevideo, otros destinos del departamento de Maldonado, donde se encuentra el famoso balneario, como José Ignacio y Laguna Garzón, marcan la pauta en los últimos años.
“Las dos tendencias que se están generando (en la zona) son hacia dentro, hacia el campo, donde se pueden realizar actividades rurales muy próximas al mar, y hacia el este sobre la costa, en dirección a Brasil”, afirma en una entrevista Juan Irala, consultor de la inmobiliaria Terramar Christie’s.
En pleno verano austral, Irala recibe a Efe en su oficina de José Ignacio, una villa costera famosa por su faro y donde solo quedan dos lotes en venta sin edificar de mil metros cuadrados y a 5 millones de dólares cada uno.
José Ignacio, donde Shakira tiene una finca a la que acudía con su ex pareja, el argentino Antonio de la Rúa, es la viva imagen de la respuesta al imparable desarrollo inmobiliario de Punta del Este en las últimas décadas, marcado sobre todo por altos edificios de apartamentos. Sin darle totalmente la espalda al balneario, las nuevas corrientes apuestan más por espacios que aseguren una mayor superficie de terreno y, sobre todo, una mayor privacidad.
“Lo que antes, en un primer momento, fue un lugar de veraneo típicamente argentino en el extranjero después fue incorporando otros amigos”, explica Irala. Según el experto, “en los últimos años ha habido un fenómeno muy interesante a partir de los jugadores de polo argentinos, que siempre han veraneado en Punta del Este y su relación con los patrones de ese elitista deporte en Europa, sobre todo en el Reino Unido y Francia. Eso ha despertado el interés de ricos europeos que tienen propiedades en otros lugares como Saint Bars, Mónaco”.
Por otro lado se ha producido también “el (esperado) descubrimiento por parte de Sao Paulo y Río de Janeiro de este destino, que hoy sin duda (los brasileños) han adoptado ya”, agrega el representante de Terramar Christie’s, una empresa uruguaya afiliada a la rama inmobiliaria de famosa casa de subastas británica.
MINIMALISMO, GOLF Y CAVIAR
La penetración de Brasil no solo es palpable por el crecimiento del turismo procedente de ese país vecino, sino también por emprendimientos como el Fasano, un hotel de la cadena brasileña del mismo nombre, complementado con un desarrollo inmobiliario impulsado por la también brasileña JHSF.
Los precios de las habitaciones en temporada alta oscilan entre los 900 y los 1.300 dólares la noche. Y, sin embargo, se llena. “La primera quincena explota todo, hubo mucha ocupación”, detalla Elizabeth Hazi, relaciones públicas del hotel. El Fasano abrió en 2010 y cuenta con 180 empleados para 32 habitaciones diseñadas en forma de bungalós por el prestigioso arquitecto brasileño Isay Weinfeld con un estilo minimalista que se integra con el paisaje.
Al restaurante del hotel acuden celebridades argentinas, como los presentadores de televisión Susana Giménez y Marcelo Tinelli, pero también de otros puntos del globo, como la modelo israelí Bar Refaeli, el guitarrista británico Ron Wood, de los Rolling Stones, o el hijo pequeño de Carolina de Mónaco, Pierre Casiraghi.
En la selecta carta del establecimiento, ubicado en el punto más alto de la propiedad, con impresionantes vistas de la finca, sobresale un plato de caviar uruguayo (producto obtenido en unos criaderos de esturión del Río Negro, en el interior del país), acompañado de blinis (una pasta rellena rusa), por casi 500 dólares, y una botella de vino francés Château Leoville Las Cases de 1988, a un precio de 1,050 dólares.
El hotel, donde el DJ francés David Guetta se alojó cuando dio un exclusivo concierto en la zona, ocupa 30 de las 480 hectáreas del desarrollo inmobiliario, que en 2011 vendió 27 lotes sin edificar de entre 5 mil y 8 mil metros cuadrados, por entre 1 millón y 1.6 millones de dólares. En el recinto se ha construido un campo de golf de nueve hoyos, diseñado por el ex golfista estadounidense Arnold Palmer.
Otro de los clientes ha sido Sean Parker, uno de los fundadores de Facebook. Parker y su novia alquilaron en José Ignacio una casa durante 10 días por 150 mil dólares.
ENTRE WYOMING Y SAINT TROPEZ
El otro hotel más exclusivo de la zona es en realidad dos en uno, Estancia Vik y Playa Vik, ambos ubicados a pocos minutos de distancia en coche, en José Ignacio. El mayor de ellos es Estancia Vik, inaugurado en 2008 por el noruego Alexander Vik, descendiente de un embajador uruguayo en Oslo, y su mujer estadounidense Carrie. A través del hotel, el empresario escandinavo pretende “comunicar el Uruguay al resto del mundo” como una suerte de tributo a sus ancestros.
Sus clientes, el 90 por ciento de los cuales son europeos o estadounidenses, pagan entre mil y 1,200 dólares la noche por alojarse en un recinto diseñado al estilo de las viejas estancias rioplatenses y decorado con obras de los más importantes artistas uruguayos contemporáneos, como Pablo Achugarri, Marcelo Legrand, Marcelo Daglio, Águeda Dicancro, Ricardo Pascale o Alejandro Turell.
Así, al despertarse, el huésped puede gozar de un hermoso cuadro que solamente encontraría en una galería de arte en plena ciudad y, con solo girar la cabeza, ver un hermoso caballo pacer a través del cristal de la puerta de la terraza de la suite.
Otro atractivo son los paseos en bicicleta de montaña y las cabalgatas por las 1,500 hectáreas de la estancia, bañada por las aguas de la Laguna José Ignacio, donde es posible navegar en canoa y kayak, así como los glamorosos partidos de polo que de vez en cuando se organizan.
Además, si los clientes de Estancia Vik quieren mar, pueden acercarse al otro hotel de la empresa, Playa Vik, a pocos minutos de allí, para disfrutar de sus piscinas de fondo infinito y sus atardeceres interminables. Como no, rodeados también de las más valiosas obras de arte uruguayo.