Viajar a París, Madrid, Londres, Moscú, New York o Las Vegas te llenará de experiencias inolvidables
Cuando viajamos todos somos turistas y me parece curioso cuando algunos afirman que no desean visitar un lugar porque “está lleno de turistas”. Sin embargo, el que adora conocer el mundo, sus culturas y sus pueblos, sabe que hay lugares maravillosos que todo viajero curioso debe que conocer.
Los viajes son aventuras y siento una enorme emoción cuando estoy frente a frente (¡aunque los he visto muchas veces!) a la Torre Eiffel, el Coliseo Romano o el Kremlin y la divina iglesia de la Plaza Roja de Moscú. También cuando veo los farallones de la isla de Capri o el lujo del puerto de Montecarlo. Son momentos únicos, como llegar a Venecia a la caída de la tarde y surcar sus canales, mientras la ciudad surge de las aguas a nuestro alrededor. Aunque Venecia se llena demasiado de turistas y en los meses de verano es muy difícil caminar por sus callecitas, cuando comenzamos a recorrer sus palacios, sus museos y sus históricos rincones, comprendemos que es una visita que no tiene comparación.
Muchos me piden consejos sobre viajes y mi selección de lugares que les van a gustar. Siempre incluyo la Torre de Londres, donde pueden ver las extraordinarias Joyas de la Corona (¡el brillo de los diamantes es cegador!) y las celdas donde tantos famosos estuvieron presos antes de ser ajusticiados. ¡Ahí estarán a pocos pasos del sitio exacto donde decapitaron a Ana Bolena! También es maravilloso conocer castillos ingleses como Hampton Court y experimentar un ritual británico delicioso, tomando el afternoon tea en el muy turístico y precioso hotel Ritz, de Londres.
Es imposible encontrar una ciudad más llena de turistas que New York, pero vivirán experiencias inolvidables cuando suban al Empire State Building, patinen en el hielo en el Rockefeller Center, paseen en coche de cballos en el Parque Central, caminen por SoHo y Chinatown, visiten el Museo Metropolitano de Arte o el Museo de Arte Moderno (MOMA) y se sienten en la noche en medio de Times Square. ¡No hay excusa para no ir a la Gran Manzana!
Si quieren ir a Las Vegas, deben ver la ciudad como lo que es: un paraíso artificial de luces y hoteles extravagantes, casinos, shows y sucursales de los mejores restaurantes del mundo.
FOTOGALERÍA: LUGARES QUE DEBES CONOCER
¿Más momentos únicos aunque rodeados de turistas? Hacer con paciencia la fila del Museo del Louvre, en París, y contemplar la Mona Lisa y la Venus de Milo. Aunque no toda la gente almuerza en el Café Marly con vista a la Pirámide de Cristal del patio del museo, les aconsejo que lo hagan.
En España, no deben perderse las noches en la Plaza Mayor de Madrid y sus antiguas calles aledañas llenas de mesones y restaurantes, y repletas de personajes disfrazados, cantaores, guitarristas y pintores. Pasarán un momento divertido.
Nuestros consejos prácticos: traten de viajar en “temporada baja” y si no pueden porque deben hacerlo cuando la familia tiene sus vacaciones, deben ir de todas formas y adaptarte a lo que van a encontrar. También es excelente idea comprar por adelantado boletos de entrada para exhibiciones y museos, y tarjetas de turismo de cada ciudad --como el Paris Museum Pass o el New York CityPASS--, que les permiten hacer filas más cortas o evitarlas completamente.
Lean mucho, infórmense de los lugares que van a visitar y dónde se divierten y pasan su día a día la gente que vive allí. En Internet encontrarán infinidad de tips útiles que les ayudarán a planear su viaje lo mejor posible. Mi consejo favorito: levántense temprano y podrán caminar por plazas y calles todavía vacías, y adelantarse a la llegada de los cientos de autobuses de turismo, como hice una vez en St. Paul de Vence, en la Riviera Francesa, y a las 11 a.m., cuando llegaron cientos de turistas, ya yo había visto todas sus maravillas.
No pretendan conocerlo todo y así evitarán agobiarse por estar rodeados de tanta gente. Escojan un lugar menos conocido y disfruten ese “pedacito” muy especial. En vez de 10 museos, visiten uno o dos.
En Europa encontramos refinamientos en mil detalles. Siéntense en un café y disfruten de una taza blanca y reluciente en un viejo café del siglo XVIII, de un poste con una lámpara centenaria, de un arco antiquísimo en medio de un barrio histórico, de un edificio art deco perdido en una calle común y corriente. Y también de la fragancia de una antigua perfumería en el distrito parisino Le Marais, llena de cristales, maderas pulidas y cortinas de encaje hecho a mano.
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