No eres tú, es el asiento del avión que es muy pequeño

No eres tú

Científicamente comprobado


¿Ventanilla, en medio o pasillo? ¡No importa! Los asientos son los mismos y el espacio es igual de reducido que el de tu compañero de al lado y de adelante.

Viajar en avión es toda una experiencia, desde hacer la maleta, hasta el momento que anuncian el vuelo. Una vez dentro de la aeronave, los problemas surgen por el espacio para guardar la maleta de mano y, tal vez, hay alguien que cambia su asiento por el tuyo.

Una vez sentado, te das cuenta que el espacio es muy reducido, momento que aprovechas para recordar que tienes que bajar unos kilos, pero te tenemos una buena noticia, no eres tú quien debe adaptarse a los asientos, son ellos los que deben cambiar.

De acuerdo con una investigación realizada por el diario español El País, las aerolíneas han modificado el tamaño de los asientos para que más hileras entren y así transportar más gente, lo que se traduce en mayores ganancias.

La investigación realizada por Jordi Porta, catedrático del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, señala que la complexión de los seres humanos ha aumentado en las últimas generaciones, hecho que se ve reflejado en los aviones.

Pablo Wagner, quien también se dedicó a investigar este fenómeno, publicó que los asientos no están diseñados para personas de más de 175 centímetros de alto.

En su investigación descubrió que desde la cara trasera del asiento delantero hasta el mismo punto del asiento posterior, existen 76 y 85 centímetros espacio en clase turista, aunque en algunos aviones es de 73.6 centímetros, hecho que hace incómodo un viaje.

Además de esto, este estudio reveló que hay aerolíneas, especialmente las de bajo costo, que han ideado cojines más delgados para poder ahorrar espacio.

Para personas que viajan constantemente, esto se ha convertido en un problema de salud, tanto que es llamado el síndrome de clase turista, el cual se traduce en problemas para respirar, restringe el tránsito gastrointestinal y la circulación normal de la sangre que puede causar un edema o la isquemia de las extremidades inferiores.

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