Algunos de mis amigos acaban de emprender expediciones por fabulosos ríos: John y María pasaron dos semanas en el flamante recorrido de Mandalay a Yangon; surcaron el precioso río Irawadi, rodeado de pagodas y templos dorados en el exótico Myanmar, antes conocido como Burma o Birmania. Y Eva y Jorge tomaron un crucero por el río Elba, en Alemania, donde comieron divino y conocieron grandes ciudades históricas. Y mientras ellos me enviaban emails, fotos y mensajes de WhatsApp, ¡yo envidiaba sus andanzas!
Viaje memorable en el Rhin
El Danubio y el Elba
El río Danubio es divino, por ello recomiendo recorrerlo durante ocho días, saliendo de Passau, ciudad en la Baja Baviera (frontera con Austria), hacia Múnich, donde pueden pasar tres días para descubrir sus palacios y lugares históricos, muchos de ellos relacionados con el comienzo del nazismo. Más tarde vayan a Linz y a la bella ciudad-tesoro Salzburgo, además visiten Melk y Viena, este último un sitio fascinante para quienes aman los valses de Strauss, la Historia y el arte, y la medieval Bratislava, en Eslovaquia, para terminar en Budapest, la preciosa capital de Hungría.
En Sudamérica
Los cruceros de aventura son una tendencia apasionante del turismo. Muchos de ellos son lujosos y navegan por el Ama- zonas, incluidos el Iberostar Grand Amazon y Aqua Expeditions, con opciones de tres, cuatro y siete días, y capacidad para 24 a 32 viajeros, brindando imágenes inolvidables de la fascinante flora y fauna, y momentos increíbles como ¡caminatas en medio de la selva! Y es que el Amazonas es el río más largo, ancho y profundo que existe (¡transporta más agua que el Mississippi, el Nilo y el Yangtze juntos!), y la cuenca del Amazonas, también llamada Amazonia, es considerada la mayor ex- tensión de bosque tropical y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De hecho, algunos cruceros que zarpan de la ciudad de Iquitos, en Perú, ofrecen modernas suites con vistas panorámicas y espectaculares come- dores con paredes de cristal para apreciar el río. Una auténtica travesía que conduce a la Reserva Pacaya Samiria, mejor conocida como selva de los espejos, donde el cielo y la selva se reflejan con tal nitidez en las aguas que el viajero se siente sobre espejos infinitos. Van a amar su enorme riqueza natural con 449 especies de aves (¡algunas en tonos neón!), mamíferos, reptiles, anfibios, 256 tipos de peces y especies en peligro de extinción como el jaguar, el manatí, el guacamayo rojo y el delfín rosado, así como las visitas a poblados de comunidades nativas.
El misterio de Rusia y más...
¿Otra opción maravillosa? Surcar el río Volga en Rusia durante 13 días. Inicien en Moscú, crucen canales, ríos y lagos, y terminen en San Petersburgo. Una aventura muy al estilo Catalina la Grande que nunca olvidarán. ¡Se las recomiendo!
¿Por qué conocer los ríos del mundo?
Porque los navíos son excelentes y empacar sólo una vez, mientras conocemos varios países, es lo mejor. También es divino probar la cocina de cada lugar y emprender excursiones turísticas. ¿Curioso? Muchos cruceros que surcan los océanos entran en grandes ríos y vuelven a salir al mar abierto, una experiencia que gusta mucho.
A la medida
Algunos cruceros se adquieren como si fueran ‘paquetes’ y van de río en río, como el recorrido de 12 días de París a Praga de Viking River Cruises, que incluye dos días en París, dos en Praga y, en el medio, un paseo de siete días por los ríos Moselle, Rhin y Main, para admirar los paisajes de Francia y Alemania. ¿Una alternativa más de Viking? Doce días de París a los Alpes Suizos, conociendo regiones de Francia, Luxemburgo y Alemania.
¿Te gusta el vino?
Otros transitan los ríos de Francia y regiones con grandes viñedos y encantadoras villas campestres. ¡Una visita a Borgoña es ideal si eres amante del vino! O puedes recorrer el río Duero en España y Portugal, y las fábricas de vino de Oporto a las laderas del río.
Imperdibles en el Rhin
No regreses a casa sin conocer Heidelberg, en Alemania, y su universidad, pues data de 1386. También Colonia, con un casco viejo y catedral maravillosos; y los castillos de Koblenz y Rudesheim, Patrimonio de la Humanidad. Y tampoco dejes de visitar la casa de Beethoven, en Bonn, ni de comer las salchichas bratwurst en sus carritos callejeros.
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