Un delicioso y aromático viaje...

Un delicioso y aromático viaje...

Descubre estos sitios maravillosos llenos de historias y personajes

A lo largo de la historia, muchos cafés han sido sitios de encuentro, donde se han difundido ideas y tendencias, y han estado asociados con los distintos ambientes culturales

Hacer “vida de café”, con sus largas y relajadas tertulias y fascinantes conversaciones, siempre ha sido parte muy importante de la vida diaria de infinidad de personajes famosos de distintas épocas, y es algo que a los latinoamericanos nos encanta. Es una costumbre europea que adoptamos en nuestros países -sobre todo a comienzos del siglo XX- y que hoy día adoramos revivir cuando viajamos a ciudades como París, Roma o Madrid. En ellas, sus grands cafés siguen siendo lugares maravillosos para descansar, tomar algo, degustar un plato típico y pasarla regio.

PARÍS

París es la ciudad con más cafés famosos, convertidos en atracciones turísticas debido a su historia, pues datan de siglos atrás y en ellos se reunían, día tras día, célebres políticos, intelectuales y pintores de diversas épocas. Les Deux Magots y el Café de Flore, del Boulevard St. Germain, en la Rive Gauche del Sena, siguen llenándose de turistas y son una visita “de rigor” al París más artístico y bello.

A Les Deux Magots -6 place Saint-Germain-des-Prés- eran asiduos afines del siglo XIX insignes poetas, escritores o filósofos como Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Ernest Hemingway, Simone de Beauvoir, Jean-Paul Sartre y Albert Camus. También Pablo Picasso y muchos artistas surrealistas bajo la tutela de André Breton.

Desde 1933, el café concede anualmente el Premio Literario Les Deux Magots a la mejor novela francesa del año, y su nombre viene de una tienda de lingerie que existía desde 1823 en la cercana rue Buci, que a su vez había tomado el nombre de una obra de teatro muy popular a fines de los 1800: Les Deux Magots de la Chine. En 1885, la tienda, en su situación actual, fue convertida en el café que ahora conocemos. El establecimiento, que sirve desde desayunos hasta cenas al aire libre, ha aparecido en infinidad de filmes y en novelas como Lolita, de Vladimir Nabokov, y Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa.

El Café de Flore, unos pasos más adelante y con un bello interior art decó que vale la pena conocer, se fundó en 1887 y siempre ha sido el rival de Les Deux Magots. En este último escribía “desde el amanecer hasta el anochecer” Jean-Paul Sartre, quien también adoraba el Flore, donde tenía su mesa favorita. Se dice que el Flore fue el preferido de poetas y escritores como Guillaume Apollinaire, Tristan Tzara, Marguerite Duras y muchos otros, y para no ser menos que Les Deux Magots, desde 1994 también tiene su premio literario Prix de Flore.

Del otro lado del Sena, en el más elegante barrio de París, a sólo pasos de la Place Vendôme, el encantador Café de la Paix es una maravilla desde 1862, cuando abrió en el Hotel de la Paix (ahora es el InterContinental Paris Grand Hotel) con un opulento estilo Segundo Imperio, que está maravillosamente restaurado. Sentados allí, a un costado de la Opera de París y al final de la elegante rue de la Paix, podemos ver pasar a la gente, además de degustar desde un menú muy elegante y completo, hasta uno “de café", famoso por sus deliciosos helados.

Su historia es maravillosa, pues allí se exhibieron las primeras imágenes de películas que existieron (¡lo que hizo pensar a Oscar Wilde que estaba alucinando!) y se celebraron en 1989 los 200 años de la Revolución Francesa con una fiesta que recuerda todo París. En los años 50, cuando Marlene Dietrich lo frecuentaba diariamente, lo mismo que Maurice Chevalier e Yves Montand, había que cerrar las puertas por la cantidad de personas que quería entrar a conocerlos.

Le Procope, un restaurante-café frecuentado por Napoleón (tiene en una vitrina uno de sus tricornios) es otra “joya” parisina que adoro visitar. Fundado en 1686, es e l restaurante-café más antiguo de París y ha estado abierto sin interrupción durante siglos. Situado en el barrio de Saint- Germain-des-Près, en la rue de l’Ancienne Comédie, consta de dos pisos y tiene muchos salones con una decoración ecléctica (se nota que no se ha renovado a menudo). Ha sido frecuentado a lo largo de los siglos por famosos personajes como Diderot, Voltaire, Jean- Jacques Rousseau, Benjamin Franklin y Thomas Jefferson. Como fue centro de “conspiradores” durante los años anteriores a la Revolución Francesa, aquí se reunían Robespierre, Danton y Marat. Mucho después fue un romántico lugar de encuentro de George Sand -usaba un nombre masculino, pero su verdadero era Aurore Dupin-, la escritora que enloquecía a los hombres, tal como hizo con Alfred de Musset y Frédéric Chopin.


FOTOGALERÍA: UN RECORRIDO POR LOS CAFÉS MÁS FAMOSOS DEL MUNDO

MADRID Y BARCELONA

En Madrid hay infinidad de lugares maravillosos, pero siempre me gusta entrar, o sentarme en la terraza, si hace buen tiempo, del histórico Gran Café de Gijón, en el 21 paseo de Recoletos, junto a la Castellana. Su eslogan es “124 años albergando cultura” y su antiguo interior de banquetas y mesas de caoba tapizadas en rojo parece no haber cambiado desde su fundación en 1888, cuando el café (estaba muy lejos de los populares de la Puerta del Sol) comenzó a ser sitio fijo de tertulias de grandes intelectuales españoles como Pío Baroja, Benito Pérez Galdós, Jacinto Benavente, Ramón del Valle- Inclán, Ramón Gómez de la Serna, etc. ¡Todo un “quién-es-quién” de las letras!

Más tarde, escritores más jóvenes comenzaron a reunirse allí, como Camilo José Cela, quien se inspiró en ese café para escribir La Colmena, y también Arturo Pérez- Reverte, el mítico Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Sábato y todos los que visitaban Madrid. El Premio Literario Café Gijón se entrega allí todos los años y siguen celebrándose infinidad de eventos y tertulias literarias. Su Leche merengada es un clásico del café, lo mismo que su Bacalao al pil pil y sus Faves con almejas.

En la bella Barcelona, el fabuloso café-cervecería-res-taurante Els Quatre Gats (Los Cuatro Gatos en catalán) fue fundado en 1897 como café y albergue de viajeros, y muy pronto se convirtió en el centro de las tertulias del movimiento artístico modernista de la ciudad. Pablo Picasso lo visitaba a comienzos de su carrera, y se dice que aquí tuvo la primera exhibición de sus pinturas a los 19 años (el letrero con el nombre del café es de una pintura de Picasso). También lo frecuentaban otros artistas como Salvador Dalí, Ramón Casas Carbó, Santiago Rusiñol, Miquel Utrillo y el escultor Julio González. Completamente restaurado, ir allí es una experiencia maravillosa, con varios niveles donde comer.

ROMA Y VENECIA

En Roma, su “joya” histórica es el Antico Caffé Greco, en el 86 via dei Condotti, y toda una atracción turística de la ciudad, donde abrió en 1760, hace 252 años. Es un lugar estrecho y largo, con pequeños salones individuales, siempre lleno de clientes y bañado con esa luz dorada típica de Roma. Sus paredes tienen murales y piezas de arte, y se le conoce también por sus preciosas tazas y su vajilla de porcelana naranja y blanca. Siglos atrás saboreaban allí su café nada menos que Giacomo Casanova, Lord Byron, Henrik Ibsen, Stendhal, Goethe y Frank Liszt. ¡Hay que visitarlo al menos una vez en la vida!

El Caffé Florian de Venecia, fundado en 1720 y el más antiguo de Italia, sigue abierto como el primer día en la Plaza San Marcos, y es uno de los más famosos del mundo. Aunque es carísimo, su interior es fabuloso, y cuando sus músicos están tocando en plena Plaza de San Marcos, es un momento mágico como pocos en la vida.

VIENA

En Viena, la ciudad donde el concepto de la “vida de café" o del “kaffeehaus” se sigue observando con la misma reverencia que siglos atrás, hay lugares impactantes como el Café Central. Localizado en el antiguo edificio del Banco y la Bolsa, llamado ahora el Palais Ferstel, abrió en 1876 y pronto se convirtió en el centro de reunión de la intelligentzia austriaca. Allí se reunían personajes como Adolf Loos, el joven mariscal Tito de Yugoslavia, Sigmund Freud, Adolf Hitler, Vladimir Lenin y Leon Trotsky. Algo curioso: en este café, el escritor George Orwell se inspiró para su famosa novela 1984.

BUDAPEST

A principios del siglo XX, el sitio de reunión de los intelectuales húngaros era el precioso Café New York -parte del New York Palace Hotel-, que ha sido recién restaurado por el famoso decorador americano Adam Tihany. ¡Con dos niveles y unas mesas de espejos preciosas, de nuevo es uno de los más bellos de Europa!

BUENOS AIRES Y RIO DE JANEIRO

El Café Tortoni en Buenos Aires está inspirado en los cafés europeos de finales del siglo XIX y sigue siendo un lugar con shows de tango y recitales de poesía.

En Río de Janeiro, el Café Confeitaria Colombo era el lugar de reunión de la gente elegante de la ciudad a comienzos del siglo XX. Cuenta con grandes vitrales y su estilo es art nouveau.

FOTOGALERÍA: UN RECORRIDO POR LOS CAFÉS MÁS FAMOSOS DEL MUNDO


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