¿Predicción o destino? Los ageotipos emerge como una herramienta invaluable para comprender la diversidad que existe en el complejo proceso de envejecimiento, explicar por qué hay quienes lo hacen de forma saludable y, lo más importante, tomar las medidas necesarias para que lograr una vida adulta plena.
Lejos de ser perfiles genéticos genéricos, los ageotipos representan patrones de envejecimiento únicos que definen la forma en que cada individuo envejece. Estos patrones actúan como marcadores biológicos que señalan las distintas velocidades y trayectorias que el envejecimiento puede tomar en diferentes sistemas del organismo.
“Son patrones de envejecimiento. Todos lo hacemos de maneras diferentes. En algunas personas, su sistema inmunológico envejece más rápido, en otras, su riñón, o su sistema metabólico, y así”, le explica Michael Snyder, director del departamento de genética de la Universidad de Standford, a BBC Mundo.
¿Ageotipos o geotipos?
Los ageotipos se definen como patrones de envejecimiento únicos que describen cómo los sistemas biológicos de una persona envejecen con el tiempo. Estos patrones, lejos de ser genéricos, actúan como marcadores biológicos que señalan las distintas velocidades y trayectorias que el envejecimiento puede tomar en diferentes sistemas del organismo.
Por otro lado, los genotipos representan el conjunto de características genéticas de los genes de un individuo heredado de sus padres. Estas características, aunque determinan la predisposición genética a ciertas enfermedades, no son visibles a simple vista y no definen cómo envejece una persona.
¿Cuántos ageotipos existen?
La comprensión de los ageotipos abre un abanico de posibilidades para la medicina personalizada. Hasta le momento, se han definido cuatro tipos:
1) Ageotipo inmunitario: Cuando el sistema inmunológico experimenta un declive acelerado, aumenta la susceptibilidad a infecciones y enfermedades. Este patrón de envejecimiento se caracteriza por una disminución en la producción de células inmunitarias, una menor capacidad para combatir patógenos y un mayor riesgo de autoinmunidad.
2) Ageotipo metabólico: Este se caracteriza por un metabolismo en declive, lo que conduce a un aumento de peso, una menor tolerancia a la glucosa y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Este patrón de envejecimiento se asocia con una disminución en la masa muscular y ósea, una menor sensibilidad a la insulina y una alteración en la regulación del apetito.
3) Ageotipo hepático: En este caso, el hígado, órgano vital para la desintoxicación y el metabolismo, presenta disfunciones relacionadas con el envejecimiento. Este patrón se caracteriza por una menor capacidad para metabolizar fármacos, una mayor susceptibilidad a la acumulación de grasa y un mayor riesgo de enfermedades hepáticas.
4) Ageotipo nefrótico: Se caracteriza por un declive en la función renal, lo que aumenta el riesgo de hipertensión arterial, insuficiencia renal y otras complicaciones. Este patrón de envejecimiento se asocia con una disminución en la capacidad de filtrado de los riñones, una menor producción de orina y una mayor acumulación de toxinas en la sangre.
¿De qué sirve conocer mi ageotipo?
Al identificar los factores genéticos y epigenéticos que influyen en la salud y el envejecimiento de un individuo, los médicos pueden diseñar estrategias de tratamiento específicas que aborden las necesidades únicas de cada persona.
La comprensión profunda de los ageotipos no solo nos permite apreciar la riqueza del envejecimiento, sino que también abre un abanico de posibilidades para la medicina personalizada. Al identificar el ageotipo de un individuo, se podrá predecir con mayor precisión cómo se manifestará el envejecimiento en diferentes sistemas del cuerpo.