¿Alguna vez has deseado tener el control total de tus pensamientos? La atención plena te ofrece esa posibilidad. Descubre cómo esta práctica milenaria puede ayudarte a reducir el estrés, mejorar tu sueño y aumentar tu felicidad.
La importancia del estar en el aquí y en el ahora, ¡algo difícil de lograr en estos tiempos! El ritmo frenético de la vida, la cabeza dando vueltas para resolver los pendientes y roles que asumimos, los distractores, las pantallas, las redes sociales, el ruido allá afuera, el sonar constante de los mensajes del teléfono y notificaciones, parecen impedirlo, y lo están sumergiendo en la vorágine de las prisas y el estrés.
De alguna manera, hemos perdido la capacidad de la atención plena, y con ella muchos beneficios que impactan en nuestro bienestar. La buena noticia es que podemos reconsiderar el rumbo y volver a nuestro centro, en el aquí y ahora, o lo que se conoce como Mindfulness.
Jon Kabat-Zinn, fundador de la Stress Reduction Clinic y del Center for Mindfulness in Medicine, Health Care and Society de la Universidad de Massachussets señala en el libro Wellbeing 360, del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio, que “el Mindfulness es la conciencia que surge de prestar atención a propósito en el momento presente y sin juzgar a las experiencias que se despliegan en cada momento”.
¿Cómo son estas prácticas de bienestar? Se puede empezar con meditación en lapsos de cinco a 10 minutos, a lo largo del día; incluso durante actividades cotidianas como lavar los platos, colorear un libro o comer.
Por qué “estar presente en el presente”
Una de las interpretaciones del mindfulness es que “estar presente en el presente” nos libera de las anclas del pasado y de la incertidumbre o las expectativas del futuro. El momento presente se revela como nuestro vínculo con nosotros mismos y nuestra conexión con la vida, refiere el libro Wellbeing 360.
El neurocientífico Richard Davidson, catedrático de la Universidad de Wisconsin y fundador del Center for Healthy Minds, presentó un nuevo paradigma del bienestar emocional, basado en evidencia científica, que se centra en un conjunto de habilidades que se pueden aprender, y que justamente incluye la atención plena –además de la perspectiva positiva, resiliencia y generosidad–.
Desmenuzando un poco más lo que esto significa, podemos decir que la atención plena es tomar conciencia del entorno y de las señales internas, como sensaciones corporales, pensamientos y sentimientos. Estudios refieren que la conciencia, y en particular la metaconciencia –ser consciente de que estás consciente–, parece disminuir el estrés y aumentar las emociones positivas, y ayuda a frenar algunos de los efectos dañinos de la distracción, que deteriora la función cognitiva y aumenta las respuestas del cuerpo al estrés, como la inflamación y el envejecimiento.
Esta habilidad para traer la mente hacia el momento presente se puede adquirir con la meditación, el yoga o la respiración consciente, entre otras prácticas.
¿Cómo empezar a controlar tu mente?
La respiración es un excelente punto de partida para las microprácticas de mindfulness: es neutral, un ancla con la vida puede ser consciente e inconsciente y siempre está presente. Enfocarnos en ella nos ayuda a unir mente y cuerpo.
Las prácticas formales son la mejor manera de iniciarse. Se recomienda escuchar el audio de un ejercicio mental y practicarlo una vez al día, y poco a poco se puede integrar en actividades informales como nuestras acciones cotidianas: escribir, leer, bañarnos, lavar los platos, etc.
Respecto a la meditación, sus prácticas pueden ayudarnos a aterrizar en ese momento presente y conectar con nuestra esencia. Si bien empezar a meditar puede parecer complejo, en realidad es cuestión de dar pasos, poco a poco, y prestar atención a algunos puntos clave:
- Primero, la respiración, que es nuestro vínculo más cercano con la vida. Siéntate y dedica unos minutos a prestarle atención a esta actividad y observar los movimientos de tu cuerpo.
- El tiempo es importante al principio. Las prácticas pueden ser de unos minutos al día para empezar y posteriormente irlas alargando.
- Busca un lugar apacible, sin ruidos y viste ropa cómoda; esto ayudará a lograr la concentración deseada.
- Por último, es bueno que sepas que en el proceso probablemente tu mente divagará. Y es normal. La práctica constante será lo que te hará llegar a un estado de calma, apunta el libro Wellbeing 360.
La atención plena es mucho más que una moda pasajera; es una herramienta poderosa para transformar tu vida. Al practicarla regularmente, podrás reducir el estrés, mejorar tus relaciones y vivir una vida más plena y significativa. ¿Qué esperas para descubrir el poder de la atención plena en tu propia vida?