Maternidad tardía: todo lo que necesitas saber sobre ser madre a los 40 o más

Las declaraciones de la actriz Jennifer Aniston respecto a las razones por las cuales no es madre, llevan a reflexionar sobre los límites y alcances de la medicina reproductiva actual.

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La hija de Paris Hilton se llama London Marilyn Hilton-Reum y nació a través de gestación subrogada.

@ParisHilton

En noviembre pasado, Jennifer Aniston puso fin a décadas de especulación sobre su maternidad. “Diría que a mis 30 o 40 años, pasé por cosas realmente difíciles... Estaba tratando de quedar embarazada”, dijo durante una entrevista en su casa de Los Ángeles para la revista Allure.

La famosa actriz que dio vida al personaje de Rachel Green en la serie de los noventa Friends, reveló haber “intentado de todo” para ser mamá; incluso fecundación in vitro (FIV). Pero ahora, a punto de cumplir 54 años, el “barco ha zarpado”, dice. Quizá por eso se ha sincerado: “Ya no tengo que pensar en ello”.

Por años, Aniston fue tildada de “egoísta” por anteponer su carrera a formar una familia. Para el grueso de la sociedad parecía poco probable que con los grandes avances en medicina reproductiva que hoy se anuncian, Jen, con un físico envidiable y un patrimonio valuado en más de 320 millones de dólares, no pudiera hacer realidad su anhelo de ser mamá. Pero, ¿es realmente así?

Ser madre en el nuevo siglo

No es ningún secreto que en todo el mundo un mayor número de mujeres abraza la maternidad más tarde en sus vidas. Gracias a los métodos de control natal hay mayor libertad para que cada una decida su momento ideal.

De acuerdo con el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología de Estados Unidos, 19 por ciento de los embarazos en ese país son hoy en día de mujeres por encima de los 35 años. En Francia, esta proporción ya alcanza 21 por ciento y desde hace algún tiempo son más las británicas de entre 30 y 40 años que estrenan pancita en comparación con las veinteañeras.

Naomi Campbell (52). La supermodelo fue madre por primera vez en 2021, probablemente mediante vientre de alquiler.

En México todavía es una tendencia discreta: apenas 11.41% de los embarazos reportados en 2020 fueron en mayores de 35. Sin embargo, entre las profesionistas va a la alza. Ese es el caso de Jrisy Motis, economista mexicana de 49 años que tuvo a sus dos hijos a los 41 y 43, respectivamente. “Antes de esa edad estaba muy entusiasmada con lo que estaba haciendo en mi día a día: viajando, estudiando en el extranjero... simplemente no se dio el momento”.

Además del desarrollo profesional y personal, otros motivos frecuentes para retrasar la concepción son la búsqueda de la pareja ideal con quien formar una familia o lograr la estabilidad e independencia económica. De hecho, este último se suele mencionar como uno de los beneficios de la maternidad tardía junto con una mayor experiencia de vida y mejor acceso a atención prenatal.

Jrisy concuerda: “Al ser mamá después de los 40 sentí que realmente pude disfrutar mi vida al máximo”. Sin embargo, dice, tiene sus contras. “A lo mejor ya no conocemos a nuestros nietos. A veces bromeamos sobre eso, pero realmente no es algo que nos preocupe”.

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Salma tuvo a su hija, Valentina, cuando ya había cumplido 41 años.

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Ir contra el reloj

Haciendo a un lado el problema de los nietos, pareciera que ahora los 40 son los nuevos 30. Con cada vez más celebridades llegadas al cuarto piso estrenándose como mamás (Courtney Cox, Salma Hayek, Halle Berry, Céline Dion, por mencionar algunas), parece lógico considerar un embarazo al final de la edad reproductiva.

Sin embargo, ese tipo de modelos pueden ser engañosos, advierten los especialistas. “Desde mi perspectiva como mujer y profesionista: ser madre después de los 40 años es factible; no es fácil pero es posible. Requerirá dedicación y trabajo duro”, dice a Vanidades la ginecóloga y especialista en Biología de la Reproducción Humana, Paola Sánchez Serrano.

Históricamente, la edad materna avanzada refiere a las mujeres mayores de 35 años al momento del parto, y se asocia a complicaciones como la diabetes gestacional, la hipertensión, la preeclampsia y otras complicaciones fetales. No obstante, a medida que el cuidado de la salud gestacional ha avanzado también han aumentado las tasas de partos exitosos en este grupo de edad, lo que lleva a que incluso los especialistas consideren elevar el límite de 35 a 40 años.

Mas negar que la fertilidad está estrechamente relacionada con la edad sería tapar el Sol con un dedo. “Entre más jóvenes, nuestra posibilidad de embarazo es mayor”, explica Sánchez Serrano, quien es parte de la Asociación Mexicana de Medicina de la Reproducción.

Camerón Díaz (50). Su pequeña nació en 2019 con ayuda de un vientre subrogado. “Tendré que llegar a los 107 años”, dijo.

Si bien esto no significa que no puede haber embarazos logrados de manera natural después de los 40, la posibilidad es baja y disminuye año con año; a los 45 años la probabilidad de conseguir un embarazo natural es menor al 1 % y a los 50 menor al 0.1”, refiere la ginecóloga. “Para mujeres arriba de los 45 años, la opción más factible para lograr un embarazo es utilizando óvulos donados de una mujer joven, siempre y cuando las condiciones de salud de quien va a embarazarse sean óptimas, pues se considera un embarazo de alto riesgo por la edad”.

Aquí es donde las letras chiquitas -que no vemos en las notas de prensa sobre las celebs de 45 o 50 años con bebés-, aparecen: el aceptar una ovodonación supone la renuncia a la carga genética de la madre, contenida en los óvulos, por ejemplo. Quizá eso explique el arrepentimiento de Aniston por no haber congelado los suyos: “Habría dado cualquier cosa porque alguien me hubiera dicho: ‘Congela tus óvulos. Hazte un favor’”, como declaró en aquella entrevista.

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Celine Dion logró ser madre por primera vez en el 2001 gracias a un procedimiento de fertilización in vitro.

@celinedion

Es mejor ser realistas

La vitrificación o criopreservación de óvulos es un método que idealmente permite preservar la fertilidad de cualquier mujer. El proceso consiste en recibir hormonas que harán crecer los folículos (donde se alojan los óvulos) a un tamaño adecuado para extraerse. “Con una leve sedación los óvulos se aspiran a través de una aguja fina vía vaginal”, explica Sánchez Serrano. Así, los ovocitos son criopreservados para utilizarse cuando sea el momento.

Entre más joven sea la persona de la que provienen los óvulos, mayores posibilidades se tendrá de concebir. Pero incluso con esta opción, el éxito de tener un bebé no está asegurado. Como refiere Sánchez, la tasa de sobrevida de los óvulos al desvitrificarse es de 80 a 90%, es decir, “de todos los óvulos que se congelan, algunos pueden no lograrse al final”.

Por otra parte, la posibilidad de embarazo con esta técnica es similar a la de cualquier tratamiento de fertilización in vitro: entre un 40 a 80% de éxito. Por lo que guardar nuestros óvulos tampoco asegura la maternidad; sin mencionar que es sumamente costoso.

Mark Sauer, del Centro de Atención Reproductiva de la Mujer de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, y pionero en embarazos mediante donación de óvulos, advierte que es un error suponer que la maternidad a cualquier edad está libre de problemas: “El riesgo de quedarse sin hijos de por vida no puede exagerarse”.

Para él, los medios de comunicación deben dejar de perpetuar la falsa idea de la maternidad tardía sin complicaciones y no sobrevalorar el alcance de las técnicas de reproducción asistida, como si éstas pudieran resolver todos y cada uno de los problemas reproductivos, lo cual, como el caso de Jennifer demuestra, no es así. En cambio, sugiere, las mujeres deben informarse sobre cómo la edad afecta su fertilidad y llevar un seguimiento de su estado de salud reproductivo. Con ello, estarían mejor preparadas para decidir si es mejor retrasar o adelantar a la cigüeña.

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