Seguramente también te lo has preguntado: ¿soy procrastinadora? ¿por qué dejo para para mañana lo que podría hacer hoy? Más allá de la culpa, Ana Pazos, life and headerership coach, nos enlistó cinco actitudes comunes de las personas que postergan pendientes y consejos para hacer lo mejor para nosotras mismas.
Cynthia Leppäniemi, directora editorial de Vanidades, recibió a nuestras suscriptoras, cómplices y amigas para celebrar un desayuno muy Vanidades, donde no faltaron los reencuentros, sobraron las sonrisas y destacaron las charlas amenas.
Al centro de la larga mesa hermosamente decorada para la ocasión, se encontraba Ana Pazos, originaria de Brasil, pero con corazón muy mexicano. Con más de 10 años de experiencia como coach, Pazos encontró que su misión de vida era la de ayudar a las mujeres de toda América Latina en sus procesos de transformación para lograr sus objetivos, venciendo la procrastinación y diseñando un plan estratégico de vida. Y así lo ha hecho.
“La procrastinación o postergación se define como la acción o hábito de postergar actividades, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables, lo cual afecta tu vida. Según el Diccionario de la Lengua Española, procrastinar se define como «diferir, aplazar»", explica Pazos.
Actitudes de procastinadora
No sólo es desidia, postergar pendientes es un mal hábito con muchos factores, como la falta de autocontrol y disciplina, pasando por la falta de confianza, y hasta el miedo al fracaso. Aquí 5 actitudes comunes de una persona procrastinadora:
- La perfeccionista: Más allá del miedo a las críticas, en este caso, la persona se ve frenada por un temor profundo a no cumplir con las expectativas propias y ajenas. Este miedo la lleva a posponer tareas por temor a no poder realizarlas de manera impecable, lo que genera un ciclo de ansiedad y frustración.
- La rebasada: Se escuda en la falta de tiempo como justificación para la procrastinación. Sin embargo, este argumento suele ocultar una mala gestión del tiempo y la dificultad para priorizar tareas. La rebasada se siente abrumada por las responsabilidades, lo que la lleva a postergarlas y generar más estrés.
- La soñadora: En este caso, se pierde en la fase de planificación, imaginando escenarios ideales y visualizando el éxito final. Sin embargo, rara vez da el paso crucial de ejecutar sus planes. Su mente se queda atrapada en la fantasía, mientras que la realidad se llena de tareas pendientes.
- La autosaboteadora: Por culpma de creencias autolimitantes, pensamientos negativos y autocríticas, deja lo importante para después. Su miedo al fracaso la lleva a evitar tomar riesgos y asumir desafíos, lo que limita su potencial y la mantiene estancada en la postergación.
- La temeraria: ¿Eres de las que dejas todo para el último momento? Esta actitud despreocupada ante las responsabilidades, posponiéndolas hasta el último minuto posible es muy común. Se trata de una estrategia que genera estrés, ansiedad y un sentimiento de descontrol, ya que las tareas se realizan de forma apresurada y bajo presión.
Pero ¿Por qué procrastinamos? Ana lo explica con claridad: “El cerebro busca una recompensa inmediata, que consigue al hacer cosas fáciles o rápidas, que conocemos bien. Es más fácil quedarnos en nuestra zona de confort porque estar ahí implica que NO podemos fallar”.
¿Cómo vencer la procastinación?
Ana nos explicó que, identificar esas actitudes saboteadoras es clave para alcanzar nuestras metas. Por eso, nos animó a hacer un ejercicio de autocrítica, para reconocer las razones que tenemos para aplazar nuestros compromisos, objetivos y metas.
Además, nos compartió hábitos eficaces para decirle adiós al famoso “no me da la vida”:
- Parar y pensar antes de actuar.
- Aprender a decir “NO” de forma asertiva.
- Mantén una planeación diaria, semanal y mensual.
La reunión se llevó a cabo en el restaurante Aida, dentro del Centro Comercial Santa Fe. Ahí, nuestras suscriptoras disfrutaron de un delicioso desayuno que comenzó con un plato de frutos rojos, yorgurt griego y granola de la casa, y continuó con chilaquiles, toast de aguacate o huevos al gusto.
Tan nutritivo como el menú, fue la conversación, que nos dejó lecciones importantes y prácticas, perfectas para aplicar en nuestro día a día. Si quieres ser parte de la experiencia, ¿qué esperas para suscribirte a Vanidades? Sólo así vas a poder ser parte de los Vanidades Brunch que preparamos en exclusiva para ti.