En un mundo acelerado, encontrar el equilibrio entre nuestra vida y alimentación puede ser un desafío. Es por eso que cada vez más personas se están interesando en el concepto de “menú mindful”. ¿Pero qué significa realmente? Un menú mindful va más allá de simplemente elegir alimentos saludables; se trata de establecer una conexión consciente con nuestra comida, prestando atención a cada bocado y disfrutando plenamente de la experiencia culinaria.
Menú mindful
- El sabor ante todo. “Si hay varias texturas y mezclas de sabores en tu platillo, tu comida te hará feliz, aunque la porción sea más pequeña”, explica la nutrióloga Leslie Bonci. Por ejemplo, si tienes una ensalada que mezcle lechugas con fresas, miel, nueces, pollo y feta, le darás la misma o más felicidad a tu paladar que con una gran porción de chocolate.
- Nada está prohibido. Eliminar grasas, carbohidratos, gluten y demás ingredientes “malos” del menú, no es recomendable en una dieta balanceada. “Necesitas una mezcla de proteínas, grasas y fibras en cada comida”, asegura la experta. Lo importante es distribuirlas de manera correcta. Piensa en ello como una pirámide, en la base deben ir los elementos multicolor, es decir, todas las frutas y verduras, al centro las proteínas como carne y legumbres, y al final los alimentos compuestos de cereales como el pan. En la punta, un postre.
- Elige alimentos bajo está premisa: si puedes encontrar todos los ingredientes de tu plato tal cual son en la naturaleza, estás en la zona sana. Por ejemplo, puedes tener un pedazo de carne en lugar de un trozo de jamón, un jugo de naranja en lugar de un refresco de naranja, entre más procesos haya tenido que vivir tu comida para llegar hasta ti, más nutrientes perdió.
- Pon atención a tus antojos. El cuerpo es sabio y no te pide alimento porque no quiere verse bien en el vestido de novia, lo necesita porque carece de algún elemento para sentirse con energía. “La fibra, vital para la digestión, también le da ánimo al cuerpo y lo mantiene lleno por más tiempo”, dice Tanya Zuckerbrot, autora y nutrióloga, por lo que, si no la has comido en todo el día, seguirás teniendo ganas de un “algo”. Una manzana arregla el problema.
- Pon atención a cómo se ve tu plato. Debe haber espacio entre cada elemento que haya en él, por ejemplo, el pescado no debe tocar al arroz y éste a su vez no puede tocar las papas. Las montañitas de comida que desbordan de tu plato causan un estrés involuntario al cerebro que, finalmente, se verá en la necesidad de acabar con todo para poder mantener el orden.
- Agrega chispitas. No importa qué platillo tengas en frente, si le pusiste un toque extra de algo se sentirá especial para ti, dice Bonci. Por ejemplo, una lluvia de parmesano en la pasta, las hojitas de albahaca sobre tu pollo, ralladura de coco en tu yogurt. Este simple truco es como darte un abrazo.
- Come postres. Al comer, tu paladar se embarca en un viaje con inicio y final específico, y el sabor dulce le da a tu cerebro la señal de que ha terminado, algo así como el telón que baja para decirte que ya se acabó la obra de teatro. Es por eso que es importante terminar tu comida con una nota dulce, así evitarás tener antojos el resto del día o pasarte de porciones saladas, a este fenómeno se le llama saciedad sensorial.
- Selección natural. Recuerda que nada está fuera de límites, así que si quieres un poco de pan con tu comida puedes tenerlo, pero no le pongas mantequilla, si quieres aperitivos elige aceitunas en lugar de quesos, sumerge vegetales en tu dip en lugar de papitas, y ponle a tus ensaladas aceite de oliva, balsámico o limón en lugar de un aderezo cremoso.
Adoptar un menú mindful es un viaje que requiere paciencia y práctica. No se trata de una dieta restrictiva, sino de un estilo de vida que te permitirá disfrutar de la comida de una manera más saludable y consciente. Al incorporar estos principios en tu vida diaria, estarás dando un paso importante hacia una mejor salud física y mental.
