El colágeno es una proteína que naturalmente está en tu cuerpo, pero que pierdes con el paso de los años. Aquí te explicamos por qué la necesitas para conservar la elasticidad y firmeza de la piel y el cuerpo. Así que sigue leyendo y descubre qué formas tienes para recuperarlo.
Existen distintas tipos de colágeno, puede ser terrestre o marino, tipo I, II o II. También hay diferentes formas de consumirlo, en ayunas o con alimentos. Para entender cuál es el mejor, para qué y por qué sirve, conversamos con Gabriela del Fueyo, química farmacobióloga con maestría en cosmética y dermofarmacia, quien ha investigado el tema a profundidad.
Lo primero que del Fueyo nos explica es qué es: “Es la proteína estructural de nuestra piel, huesos, tejidos conjuntivos, uñas y pelo. Y está presente de modo natural en el cuerpo”, afirma.
Importancia del colágeno en el cuerpo
Se trata de una de las proteínas naturales más abundantes en el organismo, responsable de la firmeza, elasticidad y luminosidad, pues se calcula que forma parte de los huesos (en 90 por ciento) y más de 25 por ciento en todo el cuerpo; pero, entre la larga lista de cosas que ocurren con el paso de los años, ésta va disminuyendo su producción.
Si a eso le sumas algunas dietas estrictas y una alimentación poco balanceada, es muy probable que desde tus uñas hasta tus huesos estén pidiendo una dosis de colágeno.
¿Cuál es el contenido aproximado del cólágeno en el cuerpo? Se calcula que el colágeno se encuentra presente en:
- Hueso desmineralizado 90%
- Tendones 80 a 90%
- Piel 50 a 70%
- Arterias 10 a 25%
- Cartílago 75 a 70%
- Pulmón 10%
- Hígado 4%
Fuente: Principios de bioquímica médica, de Gerhard Meisenberg y William H. Simmons.
¿Cuál tipo de colágeno para qué?
No todos los colágenos son iguales. De hecho, “hay más de 28 tipos”, señala Del Fueyo. En el libro The Collagen Glow, Sally Olivia Kim describe los seis más comunes dentro del organismo.
- Tipo I: Presente en la piel, tendones, ligamentos y corazón, y da elasticidad y resistencia.
- Tipo II: Lo encuentras en cartílagos y tejidos, y ayuda a la salud de las articulaciones.
- Tipo III: Está en los órganos (piel o corazón), donde aporta elasticidad y firmeza.
- Tipo IV: Forma parte del recubrimiento de nuestros órganos digestivos y respiratorios.
- Tipo V: Soporta la formación de pelo nuevo, está asociado al colágeno Tipo I.
- Tipo X: Está en cartílagos en calcificación, pues ayuda a la formación de nuevos huesos.
¿Cómo consumir colágeno?
De todas las variantes, es el Tipo I la que tiene mayor presencia dentro del organismo. Pero, atención, no sólo el colágeno existe en los humanos, también lo está en otros organismos del reino animal. Lo interesante es que nosotros, además de producirlo, también podemos asimilarlo de otros alimentos, como de alimentos como la res, el pescado, el pollo y el cerdo, así como en sus huesos y articulaciones.
En este punto es importante aclarar algunos mitos comunes, por ejemplo, no existe colágeno vegano. Sin embargo, comer determinados tipos de frutas y vegetales puede estimular a que tu cuerpo lo produzca. Así que anota en tu lista de compras: brócoli, betabel, frutos rojos, cítricos y frutos secos, ya que son un boost necesario para la formación de esta proteína.
¿Por qué necesitas consumir colágeno?
¿Si sientes que tu piel ha perdido firmeza y elasticidad, notas un desgaste en tus articulaciones y has perdido masa muscular? La respuesta es sencilla, es probable que necesites colágeno. Entre los principales beneficios de su consumo destacan: disminución de las arrugas profundas y el mejoramiento en la firmeza de la piel; además, ayuda a mantener las articulaciones y los huesos lubricados.
En el mercado existen dos variedades principales de colágeno: terrestre o marino, y esto se refiere a su fuente. “El colágeno se obtiene de los restos y huesos de animales, puede parecer hasta desagradable, pero no lo es, pues es aprovechar un producto que consumimos de una manera completa, ya que no se desperdicia nada”, menciona.
Ahora, cuando consumes esta proteína, la decisión de a qué parte del cuerpo beneficiará, depende de tu propio organismo. “Si hay una deficiencia en la piel, pues el colágeno va a ir ahí; pero, si hay una falla en rodilla, el cuerpo lo va a absorber en esa zona”, aclara Gabriela.
De ahí lo vital de identificar las vitaminas y minerales que acompañan al suplemento que decidas consumir. Por ejemplo, si contienen biotina y ácido hialurónico es probable que consigas un pelo y piel radiantes; si incluye magnesio y vitamina C es perfecto para recuperar y regenerar tus huesos, o si tienen matcha recibirás un boost de antioxidantes.
¿Cómo consumirlo?
“A partir de los 25 años hay más degradación de colágeno que producción del mismo, por eso es importante ayudarle al cuerpo para que lo fabrique y asimile”, comenta la experta.
Así que es un buen momento para integrar este suplemento a tu plan de alimentación, con una dosis de 15 gramos al día es suficiente. Claro, además de la calidad del suplemento, es importante la constancia.
“Lo puedes tomar con cualquier vitamina o mineral, no importa la hora del día en la que lo hagas. Lo importante es facilitar el que cada uno se acomode a consumirlo para que se acostumbre y sea constante”. Los resultados no son inmediatos, pero valen la pena: “A partir de mes y medio empiezas a ver una mejoría notoria”.
¿Hidroliqué?: ¡Hidrolización!
La hidrolización es el proceso que transforma el colágeno nativo (productos de origen animal) en un nutriente que pueda ser asimilado por tu cuerpo. La explicación científica es larga e involucra la fragmentación de moléculas, pero lo que te debe quedar claro es que, gracias a esto, el cuerpo realmente puede aprovechar esta proteína.
El colágeno puede mejorar la firmeza y la elasticidad de tu piel, por eso lo necesitas. Inclúyelo de manera constante en tu dieta y platícanos si notas mejorías en tu cuerpo.