Los riñones son órganos esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo. Se encargan de filtrar la sangre, eliminar toxinas a través de la orina, regular la presión arterial y mantener el equilibrio de líquidos y minerales. Por eso, cuidar su salud no es un lujo, sino una prioridad. Una de las formas más efectivas de hacerlo es a través de la alimentación, y los expertos coinciden en que una dieta adecuada puede prevenir complicaciones graves.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), mantener hábitos alimenticios saludables es clave para evitar el deterioro renal, sobre todo en personas con riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes o hipertensión. Aquí te contamos qué alimentos incluir, cuáles evitar y cómo crear un estilo de vida que proteja tus riñones.
¿Qué comer para tener riñones sanos?
Según el IMSS, una dieta ideal para cuidar los riñones debe ser equilibrada, variada y basada en alimentos frescos. Esto incluye:
- Frutas y verduras: Son ricas en antioxidantes, agua y fibra, elementos que favorecen la eliminación de toxinas. Manzanas, sandía, uvas, col rizada y zanahoria son buenas opciones.
- Cereales integrales: Aportan fibra y reducen la carga de azúcares refinados. El arroz integral, la avena y la quinoa son excelentes aliados.
- Legumbres y proteínas vegetales: Ayudan a reducir el consumo excesivo de proteínas animales, que pueden sobrecargar los riñones. Las lentejas, frijoles y garbanzos son una alternativa saludable.
- Agua natural: La hidratación adecuada es fundamental. Beber al menos 2 litros de agua al día ayuda a los riñones a eliminar desechos eficientemente.
¿Qué alimentos evitar si quieres cuidar tus riñones?
La Fundación Renal Española señala que una alimentación rica en sodio, azúcares y grasas saturadas puede acelerar el deterioro renal. Por eso, se recomienda limitar el consumo de:
- Sal en exceso: Evita embutidos, sopas instantáneas y botanas procesadas. La sal favorece la retención de líquidos y eleva la presión arterial.
- Carnes rojas y procesadas: Contienen altos niveles de fósforo y proteínas de difícil digestión para quienes ya tienen una función renal comprometida.
- Bebidas azucaradas y refrescos: Contribuyen al desarrollo de obesidad y enfermedades crónicas que dañan los riñones.
- Alcohol y cafeína en exceso: Pueden causar deshidratación, lo que afecta directamente la función renal.
Además de una alimentación consciente, el IMSS recomienda hacer ejercicio regularmente, evitar el sobrepeso, controlar la presión arterial y realizar chequeos médicos frecuentes. Si tienes antecedentes familiares de enfermedad renal o padeces diabetes o hipertensión, es aún más importante prestar atención a tu dieta y estilo de vida.