Lo dice tu experiencia y lo avalan psicólogos en alimentación del mundo entero: las dietas, por sí mismas, no logran una pérdida de peso significativo; aunque quizá lo que sí se va a pique es tu autoconfianza cuando las rompes. No te culpes, las razones de los planes alimenticios fallen van desde los genes hasta las costumbres sociales.
Por eso, expertos en el tema ofrecen consejos que no tienen que ver con qué comes, sino cómo y porqué lo haces. Por ejemplo, el investigador Brian Wansink sugiere trucos mentales, como usar platos más pequeños; la diestista Shira Lenchewski recomienda descubrir nuevas formas de autorecompensarte, en forma de caprichos reconfortantes, como realizar una caminata o tomar un baño de sales, mientras que la neurocientífica Tracy Bale aconseja regular los niveles de estrés, para calmar los del apetito.
A la par, surgen otros métodos diferentes, como el que creó Ehud Abrahamson en Israel. Él es un paramédico, con estudios en biología, psicología, medicina alternativa y holística, y comenzó a dar terapias para dejar de fumar con éxito, por eso amplió su sistema a otro tipo de codependencias, como la que se tiene por el azúcar y los carbohidratos.
1) Adiós toxinas
Puede que tengas el mejor plan de alimentación y los entrenadores en salud más expertos, pero el motor de cambio está en ti. “El tratamiento de bioenergética puede quitar la adicción por el azúcar, pero el hábito es tuyo. Tienes que entender que tú puedes modificar tu comportamiento”, menciona Arie Schwartz, CEO de Abrahamson Latinoamérica. La institución -presente en Panamá, Colombia, Estados Unidos y México- ofrece sistemas diseñados para eliminar diferentes dependencias. Para eliminar los antojos por los edulcorantes refinados y carbohidratos, el primer paso es asistir a una sesión presencial de aproximadamente una hora, donde un terapeuta experto limpiará y balanceará la energía del cuerpo.
2) Aprende a comer
Tras la terapia, los siguientes 30 días te debes enfocar en purificar el cuerpo, mientras aprendes a vivir sin azúcar refinada añadida. Para lograrlo, un especialista en nutrición resuelve cualquier inquietud sobre qué comer y qué evitar, pues existen opciones dulces permitidas, como el azúcar de caña de coco o el fruto de monk. Pero, además, “se hace un tour por el supermercado, porque lo bonito de todo esto es que no tiene que ir a la tienda más cara, lo importante es ir al de siempre y saber qué comprar”, afirma.
Desconfía de las leyendas fat free, sugar low, extra light o en lo que parece sano, a finales del 2020, PROFECO reveló la existencia de yogurts con más edulcorantes que un refresco de soda. Mejor, aprende a leer las etiquetas y descubre formas de cocinar sin endulzar de más.
3) Momento de cambio
“Después de uno o dos meses, quedas completamente empoderada para hacer lo que sea y saber lo que tienes que comer. Evitas el azúcar y la harina blanca. Te das cuenta de que tus papilas gustativas estaban secuestradas y lo dulce, te sabe a químico. Cuando pruebas algo endulzado, lo tienes que hacer casi obligado, porque no te va a gustar. Lo mejor es que comienzas a apreciar sabores naturales”, describe.
Pero, las transformaciones más notorias se ven en el cuerpo, pues te desinflamas, tu piel está más limpia, bajas de peso y tu energía aumenta. Pero, lo más importante del plan es saber que si, en algún momento pruebas algún alimento con azúcar refinada y sientes que la ansiedad por seguirla consumiendo regresa, no te preocupes ni creas que todo a fallado, simplemente toma mucha agua, esto te ayudará a limpiar tu paladar y te dará una sensación de saciedad.
Pon en práctica estos 3 pasos y comienza a disfrutar de los beneficios de una alimentación equilibrada. Recuerda: Leer las etiquetas de los productos, eliminar el azúcar de tu hogar y elegir fuentes de azúcar más saludables.