Su atractivo era innegable y su popularidad la convertía en una persona con la que todo el mundo deseaba estar, esto provocó que se le relacionara con muchos hombres con los que se decía, existía un lazo amoroso
Estar en los zapatos de Diana de Gales podía parecer bastante atractivo, pero la realidad era distinta: vivía bajo la presión de que cada paso, un gesto, una palabra o un acto de amabilidad, podía ser interpretado de mil maneras no solo por la prensa, también por las personas que le rodeaban, y a partir de ello exponerse a que se levantara un juicio o peor aún, que sus actos se malinterpretaran y se tejieran historias que la mayoría de las veces estaban alejadas de la realidad. Si en general su vida podía generar curiosidad, sus amoríos la producían más, sobre todo una vez que quedaron de manifiesto las diferencias irreconciliables en su matrimonio. No todo lo que se decía de sus romances era verdad, gran parte de ellos eran inventados por sus detractores, mientras que cientos de pseudo periodistas o personas que estuvieron cerca de ella exageraron sobre lo que vieron o creyeron ver, simplemente porque sabían que el escándalo les aseguraba cuantiosos ingresos y la posibilidad de que en un futuro pudieran seguir explotando esa información.
Con este antecedente es imposible tener certeza acerca de lo que pasaba en su corazón, pues aunque en algunas de las anécdotas y declaraciones dadas por su gente de confianza, la información que comparten cuadra perfectamente, ellos mismos reconocen que Diana solía guardar para sí sus sentimientos, vivencias y decisiones, sobre todo cuando sabía que podía ser criticada o que algunos no estarían de acuerdo con su proceder.
Una búsqueda desesperada
Sin importar cuánto hubiera pasado en su matrimonio, no perdía la esperanza de encontrar el verdadero amor, pues algo con lo que siempre soñó desde su infancia, fue formar una familia, llevar una vida tranquila y tener un esposo que la amara y la protegiera. Por eso un común denominador en las historias con sus parejas, era que estaba dispuesta a dejar todo por ellos y comenzar desde cero, lejos de la fama, la opulencia y la atención que recibía.
No obstante, tampoco se puede perder de vista que era una mujer despechada que necesitaba a todas luces vengarse de los desprecios y los engaños de Carlos, su esposo, así como de Camilla, la intrusa a la que responsabilizó de su divorcio.
Sus amantes, ¿una estrategia real?
A pesar de que en algún punto podría suponerse que el príncipe era víctima de los engaños de su mujer, en realidad era imposible que él no hubiera estado enterado de lo que ocurría, como lo explica James Hewitt, en su libro Nuestro amor prohibido: “Cuando mi amistad con Diana se convirtió en una relación, mucha gente lo sabía, empezando por Ken Wharfe ?guardaespaldas de Diana- y el escuadrón real de escoltas. Hubieran fallado en sus obligaciones si no lo hubiesen puesto en conocimiento de sus oficiales superiores. Si el príncipe Carlos hubiese querido que Diana y yo hubiésemos dejado de vernos, así habría sido. Pero no quiso?.
Andrew Morton, el periodista al que Diana le tuvo la confianza para contarle toda su historia y facilitarse el acceso a información y fotografías sobre su vida, afirma en el libro Diana: Her True Story in Her Own Words, que a Carlos realmente no le inquietaba el hecho de que tuviera amantes, porque eso le daba muchas ventajas: podía deslizarse con facilidad para convivir con su amante, Diana enfocaba su atención hacia otra persona, lo que redituaba en que no hubiera reclamos y que sus problemas con la bulimia y la depresión se mantuvieran bajo control.
Antes de que Hewitt entrara a la vida de los príncipes de Gales, Carlos vivía con la zozobra de que Diana fuera amante de su jefe de seguridad Barry Mannakee, con quien le unía un profundo sentimiento. Él era una persona muy comprometida con su trabajo y lo hacía excepcionalmente bien, pero también se había convertido en un gran amigo, confidente y apoyo para Di.
Esta relación no le agradaba en lo más mínimo a Carlos y sin tomarle opinión a la princesa, mandó destituirlo de su cargo y fue transferido a los servicios de los diplomáticos, poco tiempo antes de la boda de Sarah Ferguson y el príncipe Andrés.
Ocho meses más tarde, Mannakee perdía la vida en un accidente de motocicleta y para Diana recibir la noticia del modo en que ocurrió fue completamente devastador. Ella misma relataría a Andrew Morton que Carlos le soltó la noticia cuando iban de camino al aeropuerto para asistir al Festival de Cannes y al bajar de la limosina el príncipe le dijo: “Oh, no sé si te habías enterado, pero el sargento Mannakee ha muerto”.
Esto significó un golpe bajo para Di, porque si ya de por sí estaba sola y desprotegida, con la pérdida de su amigo no había más a quien recurrir. Siempre vivió con la incertidumbre de que lo habían mandado matar, aunque nunca tuvo la certeza de que esto hubiera ocurrido.
Tiempo después, en las famosas video grabaciones que hizo para Andrew Morton, confesaría que se enamoró perdidamente de Mannakee, pero lo que decía acerca de él se antojaba más como una relación fraternal: ?Fue el mejor amigo que tuve jamás?, ?Quería dejarlo todo y vivir con él?, ?Era como una niña pequeña cuando estaba con él, desesperada por escuchar un elogio? o ?Solo era feliz cuando él estaba conmigo?, palabras que dejan en claro el tipo de afecto que sentía hacia Mannakee.
¿Amante a la carta?
Con su muerte, Diana volvió a quedar vulnerable, deprimida y se autolesionaba, pero poco después de este incidente fue justo cuando conoció a James Hewitt de quien ciertamente se enamoró y es posible que Carlos haya visto en Diana eso que ella le había descrito una vez: ?Si me enamoro de otra persona, las chispas volarán y Dios nos ayudará?.
La relación que mantuvo con Hewitt, quien fungió como su instructor de equitación, tuvo una duración de cinco años, pero esta no era la razón por la que ocuparon muchos titulares, sino la confesión que hiciera acerca de que lo había amado. Esto y otras revelaciones que sorprendieron al mundo durante la entrevista que protagonizó la princesa para la cadena BBC, fueron los detonantes que produjeron su divorcio.
Diana fue quien decidió terminar con Hewitt, él argumentaba que se debió a que quería que se casaran, pero lo cierto fue que Di descubrió que había vendido su historia para la realización del libro Princess in love, por el que recibió cerca de 200 mil dólares. Después se dedicaría a escribir libros explotando su relación con la princesa, dando entrevistas y participando en reality shows.
En un claro esfuerzo por tratar de limpiar su imagen, luego de que fuera fuertemente vilipendiado por los británicos, por su deslealtad, escribió el libro Nuestro amor prohibido, que termina por ser una autobiografía con matices de su relación con Diana, y en el cual tomando como punto de partida el suceso de la muerte de Barry Mannakee y las sospechas de Diana, dice de sí mismo:
?Durante los años que han pasado desde entonces, una cosa me ha estado preocupando cada vez más. Dudo que mi amistad con Diana sucediera accidentalmente. Quizás me pusieron en el lugar de Mannakee, porque era inaceptable que una princesa tuviese una relación con un sargento del escuadrón de escoltas. Así que el plan de buscar una compañía para la princesa había funcionado perfectamente. Ella tenía un oficial soltero, muy presentable, que le enseñaría a montar y le haría compañía. Solo salió mal una cosa, nos enamoramos?.
De nada sirvió su esfuerzo, pues a la par seguía tratando de aprovecharse de la situación, aun cuando Diana ya había muerto. Todavía hace dos años quiso vender algunas cartas, un par de ellas escritas por el príncipe William cuando Hewitt partió a la Guerra del Golfo, pero no ha tenido éxito.
El “Adorado”, como lo llamaba Diana, hoy está completamente arruinado, vive en un sencillo departamento al lado de su madre y como un grito desesperado para reavivar la historia y tratar de componer su situación económica, ha dejado entrever que cabría la posibilidad de que ciertamente fuera el padre del príncipe Harry, una versión que está por demás gastada y que no le ha funcionado.
Saltan a la luz más nombres
Phillip Dunnen un banquero británico, a quien Diana llamaba ?Superman?, debido a que era muy atractivo, pudo haber estado en romance con ella. De acuerdo a un diario británico, solían verse por las noches en casa de la madre de Dunnen a fin de no levantar sospechas.
También se dijo que estuvo enamorada de David Waterhouse, un aristócrata con quien le habían sorprendido besándose. Dos noticias que tampoco nunca se comprobaron.
La lista de supuestos amantes se hacía interminable: en 1992 se dijo que se veía con Oliver Hoare, un corredor de arte, que según la periodista Tina Brown, en su libro Las crónicas de Diana, terminó por abandonarla cuando se dio cuenta que su propio matrimonio estaba en riesgo de romperse.
Después llegaría James Gilby, protagonista del inolvidable Squidgygate, una conversación telefónica entre ellos dos, en la que él le llamaba cariñosamente “Squidgy”, y que se hizo notable porque Diana le dijo que no quería embarazarse, que tenía temor de que esto pasara.
Will Carling, un destacado jugador de rugby, fue parte de su historia, aunque él siempre negó que los uniera algo más que la amistad, sin embargo, fue notorio que en esa época él se separó de su esposa y esta responsabilizó a Diana de tal situación.
El peso de su fama provocó que estuviera rodeada de hombres, algunos de ellos muy valiosos y además poderosos, pero lo que Di buscaba estaba lejos de encontrarlo en ese ambiente, por el contrario, solo quería una vida en pareja discreta, rodeada de amor y con mucho sentido familiar.
Esa tierra prometida que anhelaba, parecía que se la podía dar el doctor Hasnat Khan, un hombre, inteligente, sencillo y comprometido más allá de la muerte con Diana.
Recientemente, “El único”, como también se refería a él la princesa, ha hablado de ella a razón de una labor altruista que realiza: ?Las última semanas han sido difíciles y sé que Diana diría: ?Mantente concentrado y sigue adelante con tu vida. Ayuda a estos niños. Sé feliz?. También sé que estaría orgullosa del tipo de labor que estamos haciendo en Etiopía. Ella era una gran humanista y así es como siempre debería ser recordada?.
Con sus palabras Hasnat Khan reivindica la imagen de Diana de Gales, como una mujer que solo deseaba encontrar el amor y que después de mucho trastabillar, ahora en otro plano puede tener la seguridad de que finalmente lo encontró, justamente en el último hombre a quien le entregó su corazón.
Los hombres que amó
? Carlos de Inglaterra: Pese a las múltiples diferencias, infidelidad y la posterior separación, Diana siempre le guardó respeto y afecto. Roberto Devorik, amigo personal de la princesa, relató en una entrevista que cuando en su círculo se hacían bromas o comentarios negativos sobre él, marcaba los límites y les decía: ?Ustedes están hablando del futuro rey de Inglaterra y del padre de mis hijos. Cambiemos de tema?.
? James Hewitt: Habría que preguntarse si con él la unió el amor. Tal vez la duda quepa: es cierto que confesó con firmeza que ella le adoraba, pero también fue clara al decir que se sintió defraudada porque había mucha fantasía en el libro que escribiera Anna Pasternak, Princess in love, a quien Hewitt contó su historia con Diana.
? Barry Mannakee: Lo primero que les unió fue una profunda amistad, él fue su confidente, la consoló en momentos de caos total y sabía como hacerla reír. Trabajaba como su jefe de seguridad, era 14 años mayor que ella y estaba casado, pero nada de esto impidió que se enamorara al grado de planear fugarse con él. Mannakee murió cinco años antes que ella en un accidente en moto.
? Hasnat Khan: Ella lo llamaba ?El señor maravilloso? y fue uno de los hombres que más estabilidad le brindó. Paul Burrell, su mayordomo, reveló en una entrevista que el doctor había sido su gran amor. Estaba tan enamorada que pensaba seriamente en casarse con él.
Amores improbables
Una fotografía en la que aparece Diana recostada junto a un joven y que fue tomada dos días después de que se hiciera el anuncio de su compromiso con Carlos de Inglaterra, descubrió a uno de sus múltiples pretendientes. Se trata de Adam Russell, que según Andrew Morton biógrafo de Diana, en esa foto ellos se hacían compañía mientras que sus amigos esquiaban.
? Russell siempre había mostrado interés en Diana, pero fue a estudiar al extranjero y a su regreso ya estaba comprometida. Morton comentó al respecto: ?Cuando él regresó a casa un amigo le dijo: ?Llegas demasiado tarde. Solo tienes un rival: el príncipe de Gales??.
? John John Kennedy fue otra de las celebridades con las que se le relacionó. Según Simone Simmons, quien era la astróloga de cabecera de Di, afirma en su libro Diana: The last word, que en 1995, le confesó que lo había conocido cuando él le pidió una entrevista que publicaría en su revista George, sin embargo, se había negado. No obstante, aceptó encontrarse en una habitación del hotel Carlyle, el mismo donde muchos años atrás sostenían encuentros amorosos Marilyn Monroe y John F. Kennedy. Según la autora, Diana le dijo que terminaron teniendo relaciones sexuales y que en un momento dado, llegó a soñar con que podrían llegar a algo más serio, pero declinó luego de que la carta astral revelara que eran incompatibles. Del hecho hay otra versión, la de Patrick Jephson, entonces secretario privado de Diana: ?Eso es completamente falso, yo estuve presente en el encuentro y solo se puede calificar como una reunión de trabajo?.
? El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, apareció en la lista de los hombres que quisieron conquistar a Diana. De acuerdo a la periodista Selina Scott, él le mandaba constantemente arreglos florales: ?Al palacio de Kensington llegaba un bombardeo constante de ramos de flores que valían cientos de libras?, esta situación no solo agobiaba a la princesa, también le generaba temor. Este testimonio contrasta con la declaración de un portavoz del mandatario que dijo que se gustaban mucho y que habían tenido una gran relación, ?pero nunca surgió nada?.
? La indiscreción de Cecilie Thomsen, exnovia del cantante Bryan Adams, dejó al descubierto un supuesto romance con Diana. Según la mujer, esto ocurrió luego de que los príncipes de Gales se divorciaran. La actriz aseguró que habían sido presentados por Paul Burrell y que incluso Adams había escrito la canción ?Diana?, en su honor.
? El ex tenista serbio Slobodan Zivojinovic se las arregló para autoproclamarse como el amor secreto de la princesa. Según él se conocieron en un evento de caridad en 1987 y un año después empezaría la historia: ?Era una mujer maravillosa. Con ella podía hablar sobre cualquier cosa, y aun las cosas más simples se volvían fantásticas. No quiero dar más detalles ahora que ella no está más con nosotros?.
“La gente piensa al final del día que un hombre es la única respuesta. De hecho, un trabajo es mejor para mí", Diana de Gales.
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