El padre de la duquesa de Sussex no se cansa de realizar declaraciones explosivas y de provocarle quebraderos de cabeza a la monarquía británica. Si en sus últimas entrevistas se quejaba del trato que estaba recibiendo por parte de su hija y de su flamante yerno, ahora no ha dudado en revelar el enfado con que este último reaccionó tras enterarse de que había acordado con los paparazzi posar para una serie de ‘robados’, en los que aparecía tomándose las medidas para un traje o mirando fotografías de su hija y del príncipe Harry en un cibercafé. Para empeorar aún más la situación, en un primer momento, el antiguo director de fotografía no dudó en mentir cuando el nieto de Isabel II se puso en contacto por teléfono con él para preguntarle si había participado de alguna forma en la obtención de las imágenes, según reconoció ahora él mismo. “Harry me dijo que jamás debería acudir a la prensa, que siempre acabaría en lágrimas. Me advirtió que me comerían vivo y tenía razón”, recordó en una nueva entrevista al dominical Mail On Sunday acerca de las advertencias y consejos que le ofreció en un primer momento el prometido de su hija. Su siguiente conversación tuvo lugar después de que Thomas fuera intervenido de urgencia tras sufrir un ataque al corazón -la razón oficial por la que no acudió al enlace de Harry y Meghan- y como era de esperar se desarrolló en unos términos muy diferentes a las charlas “amistosas y desenfadadas” que habían mantenido hasta entonces. “Me dijo: ‘Si me hubieras escuchado esto jamás habría pasado’. Yo le respondí: ‘Quizá sería mejor para ustedes si estuviera muerto... entonces podrían fingir que les daba pena’. Y entonces le colgué", explicó al mismo tiempo que reconoce, sin embargo, que Harry estaba en su derecho de hablarle de esa manera. “No estoy enojado con él, ni tampoco con Meghan. Los quiero y los deseo lo mejor. Pero en lo que respecta a todo lo demás, estoy harto”. Antes de que estallara esa polémica, Thomas ya había protagonizado un desencuentro con Meghan cuando ella le anunció que no podría realizar ningún tipo de discurso en el convite posterior a la ceremonia religiosa. “Iba a contar una historia divertida sobre cómo me había dado la noticia de que estaba saliendo con Harry: ‘Papá, he conocido a un hombre... es inglés... Papá, resulta que es príncipe’. Me pareció una anécdota muy tierna. Y como todo padre quería decir unas palabras. Iba a darle las gracias a la familia real por acoger a mi preciosa hija en su seno. Pero se trataba de un discurso que jamás me permitirían dar. Eso me dolió". Otro de los reproches que dirige a su hija es que no le enviara invitaciones a algunos miembros de su familia que, aunque no esperaban acudir realmente a la boda, sí hubiesen querido recibir las bonitas tarjetas impresas en tinta dorada y negra por la firma Barnard & Westwood para la ocasión o, por ejemplo, que a él nadie le hiciera llegar una, mientras que a su exesposa Doria Ragland se la entregaron en mano dos representantes del consulado británico en Los Ángeles. Por otra parte, Thomas también ha querido escribir un artículo de su puño y letra para la misma publicación con el que desmentir algunas de las supuestas mentiras que se habrían difundido sobre su persona, como, por ejemplo, que ha concedido un sinfín de exclusivas -según sus cálculos, hasta la fecha solo ha dado tres entrevistas- o que en realidad no sufrió ningún percance médico y que todo fue una excusa para justificar que no estuviera presente en el gran día de su hija. “Cuando ingresas en un hospital tienes derecho a que se respete tu privacidad, por eso yo no quise que registraran mi nombre, y aún así me encontraron. Tuve que acabar escapando por la parte trasera del hospital y me refugié en un pequeño piso de alquiler, desde donde vi la boda. Tengo las facturas médicas para demostrar que padecí un ataque al corazón”, declaró.
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