El trágico destino amoroso de Soraya, la “princesa de ojos tristes” de Irán

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Fue durante su matrimonio con el Sha, que Soraya de Irán fue conocida como “la princesa de los ojos tristes”, pues a pesar de llevar un matrimonio lleno de amor, las cuestiones políticas terminaron por separarlos para siempre, aunque nunca dejaron de amarse.

¿Quién fue Soraya de Irán?

No había muchas Sorayas antes de que esta se convirtiera en una figura internacional. El nombre que ella puso en el mapa, significa “pléyade de las siete estrellas”, que en Occidente conocemos como Osa Mayor.

Se lo dieron sus padres, Khalil Esfandiary (descendiente de un jefe de la poderosa tribu persa de los bajtiaris) y Eva Karl, una alemana protestante nacida en Moscú (su abuelo fue llamado por el zar Alejandro II, para que dirigiera una fábrica de armamentos).

Los dos formaron un matrimonio muy unido y Soraya tuvo una infancia amorosa y feliz en Persia. Nació el día que sus padres celebraban su sexto aniversario de bodas —22 de junio de 1932—, en Ispahán (antigua capital persa), pero para que no le faltara el sello europeo al acontecimiento, su madre dio a luz en el hospital de los misioneros ingleses.

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Soraya, la princesa de los ojos triste de Irán
Foto: Getty Images

Infancia de Soraya, la princesa de los ojos tristes

Cuando cumplió los 7 años, la niña quería ser piloto de aviones; y a los 9, mientras Mohamed Reza Pahlevi, entonces de 24 años, subía al “trono del pavo real”, ella soñaba con ser actriz de cine.

La sensación de sentirse a la vez oriental y occidental o ni una cosa ni la otra, marcaría su vida. De pequeña, nunca se sintió iraní con los niños iraníes, ni alemana con los niños alemanes.

Por un lado, llevaba a su patria en el corazón. “Pienso en persa, escribo en persa y hablo en persa con mi madre en privado”, contaba.

Por otro lado, fue la parte occidental de su personalidad la que definió su vida en su momento más crucial.

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Boda con el Sha de Irán

No hubo cortejo ni noviazgo, sólo la petición de él de ser su esposa con un diamante de 25 quilates. Esto habría parecido una receta para el desastre, pero no fue así, al menos al inicio.

La boda se celebró el 12 de febrero de 1951, luego de posponerse dos meses porque Soraya enfermó de fiebre tifoidea.

Ella usó un diseño de Christian Dior de lamé plateado, con 6 mil diamantes y 20 mil plumas blancas, y se enamoró de Mohammad desde el principio y era correspondida, pero pasaron los años y no se embarazaba. Acudieron con reconocidos ginecólogos, pero fue inútil.

Princesa Soraya y el Sha de Irán
Foto: Getty Images

Soraya, la princesa repudiada por estéril

Al cabo de siete años, Mohammad puso a Soraya en la siguiente disyuntiva: aceptar que él tuviera otra esposa cuya fertilidad estuviera garantizada, o repudiarla.

En sus memorias, ella expresó que había sacrificado su propia felicidad al aceptar el repudio.

En mi lugar muchas mujeres persas hubieran aceptado que el Sha tomara una segunda esposa, hubieran preferido ser desgraciadas a renunciar a su posición; pero mi educación europea me salvó de semejante suerte. Yo tenía otro concepto del amor y el matrimonio

En 1958 se decretó el divorcio, Soraya recibió el título de princesa imperial, una fortuna (en disputa hasta hace poco) y un pasaporte diplomático que la llevó a su siguiente aventura, como una socialité del jet set europeo que intentó ser actriz.

Soraya siempre se refirió al Sha como su marido, “ya que ha sido el único con quien me he casado”, decía, aunque tuvo otra relación importante con un director de cine pero era casado y murió en 1972.

No obstante, el Sha siempre estuvo pendiente de Soraya, por ejemplo, Hello! publicó una entrevista con él en 1966 en la que reconocía que pensaba mucho en ella. Además, el actor español José Luis de Vilallonga, su coprotagonista en I trevolti, expresó que ella y el rey iraní estaban enamorados aún y que este último mandó un emisario al rodaje para decir que nadie podía tocar a Soraya.

Y ello sucedió en 1965, cuando Mohammad ya estaba casado con su tercera esposa.

Lo amé con desesperación, pero al final venció la razón de Estado”, dijo Soraya en sus memorias.

Desde esa época se le conoció como la princesa de los ojos tristes. No volvió a casarse y murió en 2001, a los 69 años, en París.

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