El príncipe William, heredero al trono británico, ha protagonizado un viaje privado a España hace unos cuantos días, donde se ha sumergido en una de sus aficiones más arraigadas y diversos medios internacionales han informado al respecto.
De acuerdo con Vanitas, la escapada tuvo lugar en La Garganta, una finca de 15,000 hectáreas ubicada en el valle de Alcudia, Ciudad Real. Este exclusivo enclave, propiedad del duque de Westminster, es reconocido internacionalmente por su especialización en cacerías de perdices.
Según informó Lectoras, lejos de los reflectores y con estricta confidencialidad, el príncipe William disfrutó de unos días de desconexión en un entorno que conoce bien y disfrutando de su gusto por la caza.
La afición del príncipe William por la caza
Sin embargo, según el medio citado, esta no es la primera vez que el príncipe visita esta propiedad. En 2012, compartió una jornada similar junto a su hermano el príncipe Harry, cuando todavía no había un distanciamiento entre ambos. Se trató de una experiencia que en su momento generó controversia y no pasó desapercibida por coincidir con una campaña en contra de la caza furtiva liderada por el príncipe William y su padre, el rey Carlos III.
Curiosamente, el príncipe no fue el único miembro de la realeza europea en tierras españolas este fin de semana. En Toledo, los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de los Países Bajos compartieron jornadas de caza con sus homólogos belgas, Felipe y Matilde. Mientras William optó por un perfil más reservado, los monarcas neerlandeses disfrutaron de un ambiente festivo en La Ventosilla, una histórica finca conocida por sus cacerías desde el siglo XIX.
La relación entre la caza y la familia real británica es una tradición profundamente arraigada, que ha sido transmitida de generación en generación. Esta práctica, que combina la conexión con la naturaleza y el entretenimiento exclusivo, ha sido durante siglos una forma de recreación y diplomacia para los Windsor.