Ser royals no está peleado con ser emprendedores. Estos son los royals que trabajan en pro de su fortuna.
Quien diga que ser miembro de la realeza es cosa fácil, es porque nunca ha estado en los zapatos de uno de ellos, ya que no solo se trata de ir a actos o ser patrono de alguna fundación: también hay que contribuir a fortalecer la fortuna de la familia, aunque sea convirtiéndose en emprendedores.
La ambición por el poder y la riqueza son dos ingredientes que no pueden faltar cuando tu apellido es, por ejemplo, Windsor o Grimaldi, pero eso no significa que del pueblo vendrá cada centavo que entre a tus bolsillos.
Por lo que es necesario que cada miembro de la realeza haga su mejor esfuerzo y saque a flote sus cualidades y aficiones personales (un privilegio del que no todo el mundo goza) para, así, generar más riqueza personal y familiar.
Desde explotar la belleza de sus genes y trabajar como modelos hasta convertirse en diseñadores de interiores o manejar su propia marca de alimentos orgánicos, los royals, por increíble que parezca, sí, ser emprendedores.
También saben lo que es tener que cumplir con ciertos horarios y levantarse temprano, eso sí, solo algunas mañanas para asegurarse de que sus negocios marchen de modo correcto.
Antes muertos que sencillos (o emprendedores)
Es indudable que los genes de la familia Grimaldi tienen una gran carga de perfección; basta ver el rostro de cualquiera de los herederos de la bellísima princesa Grace para saber que esos chicos, sin despeinarse, pueden hacer del modelaje su modo de vida y convertirse en emprendedores exitosos.
Así, además de las cualidades visionarias del príncipe Rainiero III, quien se encargó de dar fama mundial a la pequeña Mónaco después de que transformara el peñón y sus barrancos (que ocupan 2.5 kilómetros cuadrados de su territorio) en una zona chica y exclusiva que reporta anualmente una ganancia de 7.62 mil millones de euros.
Su esposa Grace Kelly, quien no nació siendo de sangre azul, siempre supo hacer uso de su belleza, que fue un verdadero legado para las siguientes generaciones de la familia, empezando por la rebelde Estefanía (por cierto, le molesta que la gente le siga poniendo este título), quien para ganar su propio dinero fue modelo y cantante, aunque ni Alberto ni Carolina de Mónaco optaron por desenvolverse en alguno de estos campos.
Royal y emprendedor, no importa el giro
Por su parte, Pierre Casiraghi es el orgullo de la familia. Estudioso y responsable, se encuentra a cargo de una compañía de helicópteros que se encarga de transportar a la familia real, a los integrantes del gobierno de su país y a los visitantes oficiales del principado de Mónaco.
Por su parte, su hermana Carlota ha hecho fortuna en el mundo de la moda, no solo como embajadora de marcas de lujo, sino también como diseñadora de joyas en colaboración con la firma Montblanc.
Con el ejemplo, Estefanía ha enseñado a sus hijas Pauline y Camille la importancia de trabajar. Carlota es embajadora de Montblanc, y también diseñó una colección para la marca. La tituló Les Aimants, e incluye un colgante, pulseras y anillos.
Emprendedor y ganar dinero no tienen límite de edad
Felipe de Edimburgo, quien siempre ha sufrido la fama de ser un príncipe de ornato (y ésa al parecer es también la percepción que él tiene de sí mismo) tuvo que llegar a los 97 años para dar la nota, no solo por provocar un aparatoso accidente automovilístico y tener que entregar su licencia de conducir, sino porque a los pocos días de este penoso suceso se dio una buena noticia que, de alguna manera, suavizó su fama de vividor de la corona inglesa. De acuerdo con el relato del periódico The Times, el veterano consorte de la reina Isabel II consiguió una gran fortuna para su familia con base en persistencia y confianza. Todo empezó en 2010 cuando despertó su inquietud por cultivar trufas en el condado de Nor- folk, algo que, en su momento, sus asesores le aconsejaron no hacer debido a que su primera cosecha la obtendría hasta el 2021, cuando él tuviera 100 años (y con escasas posibilidades de estar vivo para entonces). Pero eso no lo desanimó y continuó adelante con sus planes. Para sorpresa de todos, Felipe se convirtió en el primero en cultivar con éxito trufas negras en su país, pudo observar su cosecha el pasado otoño y cobrará unas mil libras esterlinas por cada kilo que venda. Cierto es que por el momento las trufas son para el con- sumo familiar, pero es un hecho que muy pronto estarán disponibles para el público, aunque con ese precio ya se puede adelantar que solo unos cuantos tendrán acceso a ellas. Hace unos meses, Felipe de Edimburgo salió ileso de una volcadura.
Le viene de familia
También en la rama de la producción de alimentos se encuentra otro de los emprendedores de Windsor: el príncipe Carlos de Gales, quien es amante de pasar largas horas en solitario disfrutando de su huerto orgánico, del cual ha sabido sacar buen provecho. En 2008 inauguró su tienda de comida orgánica, Duchy Original, donde vende mermeladas, jaleas, especies orgánicas, galletas de pistache, conservas, miel, utensilios de jardinería, juguetes de madera y otros accesorios y souvenirs, productos que, de querer- los, hasta la propia reina tiene que pagar. Su visión de negocios también abarca las visitas guiadas a los jardines de Highgrove, su residencia, para la que siempre hay una larga lista de espera.
“Hay tantas cosas que admiro de mi padre: su ética de trabajo, sus pasiones....” –El príncipe William sobre Carlos de Gales.
Con suerte, quienes visitan Highgrove, la residencia del príncipe Carlos, pueden llevarse la sorpresa de encontrarlo disfrutando de sus jardines.
Un príncipe creativo y emprendedor
Carlos Felipe de Suecia siempre nos ha dejado claro que es un hombre independiente y capaz de defender sus ideas y objetivos, lo que lo ha impulsado a convertirse en otro de los emprendedores para conquistar su libertad y ser generador de sus propios recursos. Sobre todo por si algún día su real familia vuelve a intentar sobornarlo para que haga lo que ellos quieren, como ocurrió cuando anunció que había decidido unir su vida a la de su actual esposa, la princesa Sofía, quien no era bien vista por su oscuro pasado. Pues bien, este royal, que se ha ganado el corazón de muchas mujeres en el mundo por su atractivo físico, sencillez y amor a su familia y a los animales, da un motivo más para admirarlo, y es que él no es asiduo a vivir de las arcas de la familia real, por lo cual fundó, junto a su amigo Oscar Kylberg, la empresa de diseño Bernadotte & Kylberg. Vajillas, copas, floreros, alfombras, muebles, ropa y gafas son algunos de los productos a la venta en su página, pero aunque parezca que le va de maravilla, en términos y aspiraciones reales no es así, ya que, según el reporte fiscal que realizaron en 2017 los miembros de la casa real, el príncipe obtuvo en ese periodo una ganancia de poco más de 72 mil coronas suecas, que equivalen en promedio a unos 82 mil dólares. Aunque claro, ¡lo que cuenta es que es emprendedor! El principe Carlos presume de ser un estupendo diseñador de objetos decorativos.
Un rey de altos vuelos
Si bien Guillermo de Holanda no es el más querido por su pueblo debido a sus derroches y a su afición por la caza de animales, no se puede decir que no se esfuerza por formar parte de los emprendedores y ganar su propio dinero, ya que desde hace 23 años trabaja para la línea aérea KLM y vuela regularmente en un avión modelo Fokker 70. Esta afición-trabajo, que desempeña desde 2013, no solo le ha servido para producir ganancias personales y disfrutar de su actividad favorita, sino también para estar cerca de sus súbditos y servirles desde otra trinchera, ya que como reveló al periódico holandés De Telegraaf, en muchas ocasiones su voz ha sido reconocida por los pasajeros pese a que él nunca se presenta cuando habla en nombre del capitán de la aeronave. A partir de que la aerolínea introdujo nuevos equipos, el soberano ha tenido que actualizarse y aprender a conducir los modelos Boeing 737 Business Jet, algo que lejos de incomodarlo le entusiasma.
“Sé tú mismo, marca tu propia ruta y no te aproveches de tu posición.” –Rey Guillermo de Holanda
¿Negocios sucios?
Algunos miembros de la realeza hacen dinero… pero de modo turbio. • En 2016 el periódico inglés Daily Mail publicó una nota sobre los actos corruptos de Andrés de Inglaterra, que le dejaron una ganancia de cuatro millones de libras esterlinas a cuenta de gestionar un acuerdo entre el gobierno de Kazajistán y un grupo de inversores griegos y suizos. • Cristina de Holanda, de 72 años, ha sido señalada por la prensa de su país tras subastar obras de arte consideradas regalos oficiales, de los cuales los monarcas no pueden disponer. Por ejemplo, recientemente vendió un Rubens en seis millones de euros. • Victoria de Suecia y su esposo Daniel fueron señalados por los diarios de su país por haber permitido que el millonario sueco Bertil Hult, amigo de Victoria, pagara su lujosa luna de miel a cambio de “algunos favores”.
Royals que provocan déficit
Ellos no son productivos ni emprendedores, sino un pesado gasto para sus respectivas casas reales: • Harry y Meghan • William y Kate • Las infantas Cristina y Elena de España • Beatriz y Eugenia de York • Andrea Casiraghi • Camila, duquesa de Cornualles
Por María del Carmen López / Foto: Getty Images
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