Revelan los secretos mejor guardados del día de la coronación de Isabel II

Dieron a conocer cómo fue el momento en que la reina Isabel II que se enteró de la triste noticia

La corona de la reina Isabel

Conoce los detalles de la coronación de la reina Isabel II

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La historia de la llegada de Isabel II al trono está llena de detalles que, hasta el día de hoy, siguen sorprendiendo. Su ascenso al poder fue inesperado y casi cinematográfico: cuando su padre, el rey Jorge VI, falleció el 6 de febrero de 1952.

La entonces princesa Isabel se encontraba en un retiro en la cabaña Treetops, en el bosque de Aberdare, Kenia. Según Tatler, en ese momento estaba observando el amanecer y fotografiando a los babuinos jugar, sin saber que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.

Jim Corbett dejó constancia de este evento histórico en el libro de visitas de Treetops con una frase legendaria: “Por primera vez en la historia del mundo, una joven subió a un árbol un día como princesa y bajó del árbol al día siguiente como reina”. Pero, irónicamente, la futura monarca fue la última en enterarse de la noticia de la muerte de su padre.

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La reina Isabel subió al trono muy joven.

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Las comunicaciones en 1952 no eran tan rápidas como hoy. Aunque un mensaje cifrado fue enviado al gobernador local desde el Reino Unido, no pudieron descifrarlo de inmediato. Martin Charteris, el secretario privado de Isabel, estaba cenando cuando un periodista se acercó para pedirle comentarios sobre la noticia, que ya se había difundido a nivel mundial. Fue el príncipe Felipe quien finalmente se lo comunicó a su esposa en el jardín, mientras caminaban juntos. Según el ayudante de Felipe, Michael Parker, “parecía como si le hubieran dejado caer medio mundo encima”.

¿Cuántos años tenía la reina Isabel cuando fue coronada?

La reina Isabel II tenía 27 años cuando fue coronada el 2 de junio de 1953. A pesar del dolor de la pérdida, Isabel asumió su destino con determinación. Cuando Charteris le preguntó qué nombre elegiría como monarca, su respuesta fue simple pero firme: “El mío, por supuesto”.

Al aterrizar en Inglaterra al día siguiente, encontró a una nación sumida en el luto, pero también expectante ante el inicio de su reinado. Su discurso en el Consejo de Adhesión reafirmó su compromiso con su pueblo y marcó el inicio de una era histórica que duraría más de siete décadas.

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