El príncipe Harry y Meghan Markle se comprometieron sobre una manta rodeada de velas eléctricas y flores blancas en el jardín amurallado de Nottingham Cottage en el Palacio de Kensington en noviembre de 2017. Sin embargo, aunque este escenario pudiera parecer como salido de un cuento, la realidad es que no todo fue así ya que algunos miembros de la Familia Real se interponían a la unión.
Según el Daily Mail, específicamente fue el abuelo de Harry, el príncipe Felipe de Edimburgo, quien se mostró más reacio a que Meghan se integrará a la familia. De hecho, se dice que tanta era la duda que el esposo de la reina Isabel II tenía sobre la ex actriz que llegó a apodarla “Meghan DOW” en honor a Wallis, una antigua duquesa de Windsor cuya historia estuvo rodeada de polémica.
La experta real Ingrid Seward afirma que el duque de Edimburgo era “uno de los pocos cautelosos” de dejarse seducir por Meghan y pensaba que era “extraño” lo mucho que le recordaba a Wallis Simpson, la socialité estadounidense con quien el rey Eduardo VIII abdicó para casarse.
Recordemos que al momento de comprometerse con el príncipe Harry, Meghan ya había estado casada previamente con el productor de Hollywood Trevor Engelson entre 2011 y 2013.
¿Quién fue Wallis Simpson, la mujer en la que se inspiró el apodo que la Familia Real le dio a Meghan Markle?
Wallis, duquesa de Windsor, fue una socialité estadounidense que intentó integrarse a la realeza pese ya haber estado casada previamente; la primera con Earl Winfield Spencer Jr. y la segunda con Ernest Aldrich Simpson.
La boda de Wallis con Eduardo VIII del Reino Unido provocó una crisis constitucional que condujo a que Eduardo se viera forzado a abdicar del trono británico en 1936.
Se dice que Eduardo, príncipe de Gales, estaba muy enamorado de Wallis, como el príncipe Harry de Meghan Markle. Se cuenta también que él encontraba atractivas las maneras dominantes de ella y su abrasiva irreverencia.
En general, al igual que Meghan Markle, Wallis no tuvo el mejor recibimiento por parte de la Familia Real al comprometerse con Eduardo VIII, ya que los divorciados en general eran excluidos de la Corte Real.
Cabe destacar que el caso de Wallis Simpson y Eduardo VIII sentó un precedente para que Meghan Markle y el príncipe Harry pudieran casarse, ya que, como gobernador supremo de la iglesia de Inglaterra, Eduardo impuso una reforma que permitió que las personas divorciadas volvieran a casarse. Anteriormente, la iglesia de Inglaterra no permitía que volvieran a casarse las personas divorciadas cuyo excónyuge siguiera vivo.
