Durante décadas, Isabel II personificó la elegancia y la tradición. Ahora, revelaciones de su ex chef real, Darren McGrady, y su prima, Margaret Rhodes, arrojan luz sobre un aspecto íntimo de su vida: sus preferencias en bebidas y el ritual diario que las acompañaba. De acuerdo con una publicación de Unsobered, la reina Isabel mantenía una rutina de cuatro bebidas al día, cada una elegida con un gusto refinado y arraigado en la tradición.
Según la publicación, su día comenzaba con un toque cítrico y refrescante: un Gin & Dubonnet antes del almuerzo. Esta mezcla clásica, siempre servida con hielo y una rodaja de limón, era su “levantamiento” matutino. Curiosamente, la Reina tenía una predilección por la ginebra Gordon’s, complementada con el aperitivo francés Dubonnet.
A la hora del almuerzo, un vaso de vino acompañaba su comida. Aunque el tipo exacto de vino no se especificó, se sabe que Isabel II disfrutaba de los vinos alemanes, reflejando quizás un aprecio por la sutileza y la calidad.
Con la llegada de la tarde, la reina se permitía un momento de relajación con un dry gin martini. Esta bebida, compartida en su gusto con su hijo, el Rey Carlos III, marcaba el comienzo de la transición hacia la noche.
Para cerrar el día, un brindis con champán antes de dormir. Bollinger, Krug, Lanson o Pol Roger, todas casas de champán con el codiciado Royal Warrant, eran sus elecciones preferidas. Este ritual nocturno simbolizaba el cierre de un día de deberes reales y el inicio del descanso.
Esta rutina, clásica y elegante, refleja la personalidad de la monarca británica. Cada bebida, elegida con precisión, formaba parte de un ritual diario que combinaba tradición y gusto personal. La revelación de estas preferencias ofrece una visión íntima de la vida privada de Isabel II, mostrando un lado más humano de la figura real.
Este era el postre favorito de Isabel II
Más allá de sus bebidas, la reina Isabel tenía una debilidad conocida: el pastel de galletas de chocolate. Su amor por este postre era tal que un chef viajaba con el pastel para asegurarse de que estuviera disponible dondequiera que la Reina se encontrara. Un gusto que sin duda compartía con millones de personas en el mundo, pues difícilmente alguien se le puede resistir al chocolate. ¿Qué opinas?