La monarca ha perdido a uno de sus seres más queridos
Este fin de semana, Isabel II se despidió del último de sus perritos de raza corgi, Willow, al que tuvieron que sacrificar después de que su estado de salud empeorara repentinamente por una enfermedad relacionada con su avanzada edad: casi 15 años. Pese a lo duro que le resultó tomar esa decisión, la principal preocupación de la nonagenaria monarca era que su fiel amigo canino no sufriera más de lo necesario.
El animal fue enterrado en los terrenos del castillo de Windsor y en los próximos días se colocará una pequeña lápida para marcar su lugar de descanso, con la inscripción: “un leal compañero de la reina”.
Willow ha sido una de las mascotas más populares de la reina, quien ha criado más de treinta corgis a lo largo de las últimas décadas, todos ellos descendientes de Susan, la perrita que recibió como regalo por su 18 cumpleaños cuando aún era conocida como la princesa Isabel. El perrito apareció en el anuncio que la soberana protagonizó junto a Daniel Craig -caracterizado como James Bond- para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres y también compartió el protagonismo con su regia dueña y los nietos de esta en el retrato oficial para conmemorar su 90 cumpleaños.
En 2015, Isabel II tomó la decisión de dejar de criar a sus famosos corgi por miedo a que uno de los ejemplares más jóvenes consiguiera hacerla tropezar y lesionarse. Sin embargo, por las residencias reales aún corretean dos dorgi -un cruce de dachshund y corgi- llamados Vulcan y Candy y otro corgi, Whisper, al que la reina accedió a adoptar tras el fallecimiento de su dueño, uno de los antiguos guardabosques de Sandringham.
El primer contacto de Isabel con la raza de perros que ha ayudado a popularizar a lo largo y ancho del mundo tuvo lugar cuando su padre, Jorge VI -entonces aún duque de York-, introdujo el primero de ellos en la familia real en 1933. El perrito no tardó en convertirse en uno de los ejemplares más famosos de las mascotas reales debido a su carácter fuerte y algo estirado, que le hizo ganarse el apodo de ‘Duque’ entre sus cuidadores, un mote que eventualmente se acortaría a ‘Dookie’.
“A lo largo de los años la reina ha llorado a todos y cada uno de sus corgis, pero la muerte de Willow le ha afectado más que la de ningún otro. Probablemente se deba a que era su última conexión con sus padres y con un tiempo pasado que se remontaba a su infancia. Parece el fin de una era, desde luego”, ha asegurado un informante acerca de la pérdida del simpático corgi.
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