Este último año ha sido testigo de más progresos en la rehabilitación de la imagen pública de Sarah Ferguson y su acercamiento a la familia real británica que las dos décadas que han transcurrido desde su divorcio del príncipe Andrés. Primero, la duquesa de York fue la invitada sorpresa al enlace de Harry y Meghan en mayo, y el pasado octubre le llegó el turno de brillar con luz propia -gracias a su acertado atuendo y su simpatía natural- en el de su propia hija, la princesa Eugenia. Obviamente, era de esperar que la extrovertida pelirroja jugara un rol importante en el gran día de su hija menor, pero nadie contaba con su presencia en el de Harry debido a que en su momento no acudió a la de su hermano William y a que ya no forma parte oficialmente de la monarquía. En ese momento se especuló con que su asistencia podía ser una forma de darle la bienvenida de nuevo al redil y mostrarla codeándose con los royals antes de la boda de Eugenia, o que podía haber sido una decisión del novio en honor a la estrecha relación que ‘Fergie’ mantuvo en su momento con su madre, Diana de Gales, y que se había enfriado considerablemente antes de la muerte de esta. Sin embargo, la propia Sarah se ha encargado de confirmar ahora que fue la soberana Isabel II quien le extendió una invitación al exclusivo evento. “Creo que Su Majestad es una mujer increíble. Es un icono de este país y una de las mejores personas que he conocido nunca”, añadió sin escatimar en halagos hacia su antigua suegra. “Ella guía con el ejemplo e incluirme en ese día fue un gesto maravilloso por su parte... En realidad me conoce desde que era una niña traviesa de diez años. No puedo agradecerle lo suficiente que se haya mostrado siempre tan firme conmigo”, aseguró a su paso este miércoles por el programa ‘Good Morning Britain’. A lo largo de la entrevista televisiva, la antigua esposa del príncipe Andrés demostró una vez más que ella no se adhiere a los formalismos de su familia política y no dudó en bromear con los presentadores e incluso recomendarles que se “buscaran una vida” cuando la presionaron para intentar descubrir si hay algo de cierto en los rumores que aseguran que el exmatrimonio -conocido popularmente como los divorciados mejor avenidos de Reino Unido- se estaba planteando darse otra oportunidad. Uno de los pocos momentos en que se puso seria fue para recordar a la madre de William y Harry y afirmar que no había parado de pensar en ella durante la boda de su sobrino. “Me sentí muy feliz por mi amiga Diana, a quien quiero mucho, y también muy agradecida con Harry y Meghan por haberme acogido. Resultó muy amable por su parte y no les puedo dar las gracias lo suficiente porque, aunque estaba muy nerviosa, me sentía preparada para dar ese paso”, afirmó.