Una mujer polémica por sus múltiples `affairs´, pero leal a su hermano, el emperador Napoléon
La hermana favorita de Napoleón I, Paulina Bonaparte, fue una de las primeras playgirls de la historia. ¡Una ?chica material? al estilo de Madonna! Hoy no se considera un personaje antiguo, sino una mujer actual, atrevida, que para muchas fue ejemplo de independencia. Al observar pinturas del siglo XVIII y XIX de Paulina, podemos notar su modernidad en sus gestos y en la misma mirada penetrante de su hermano mayor Napoléon.
Paulina fue una de las mujeres más bellas del mundo. Sobre ella abundan los rumores más diversos: desde sus atrevidos y múltiples affairs, y su fuerza de carácter, hasta el placer con que se rodeaba ?ya fuera con mansiones, palacios y joyas? y su profundo amor a su madre y a sus hermanos, a quienes siempre ayudó.
Desde pequeña, Paulina adoraba a su hermano Napoleón e incluso lo siguió a su primer exilio en la isla de Elba, cuando el emperador se vio forzado a irse. Y cuando años más tarde Napoleón fue finalmente derrotado por los ingleses en la batalla de Waterloo, y desterrado a la solitaria isla de Santa Elena, Paulina rogó en vano que le permitieran acompañarlo de nuevo, pero la muerte de su hermano se lo impidió y la hizo llorar desesperadamente.
En el libro Pauline Bonaparte: Venus of Empire, de Flora Fraser, la autora llama a Paulina ?escandalosa y exagerada, pero sincera y enormemente leal a su hermano y a toda su familia, a quien se ha querido desprestigiar, pues no era tan superficial como se ha querido hacer ver. Paulina se aprovechó del poder de su hermano, pero cuando este lo perdió todo, se convirtió, como Napoleón decía, en su ?ángel protector? ?.
La curvilínea Paulina, tal como muestra la famosa escultura que hizo Cánova de ella desnuda, y que está en exhibición en el Museo Borghese, de Roma, fue parte importante del clan Bonaparte. Nació como Maria Paoletta Buonaparte, el 20 de octubre de 1780 en Ajaccio, Córcega (los Bonaparte usaron la versión francesa del apellido al mudarse a Francia en 1793) y fue la sexta de los hijos del abogado Carlo Buonaparte y Letizia Ramolino, respetados ciudadanos corsos que se oponían a la independencia de la isla. Paulina tenía una educación muy escasa cuando la familia llegó a Francia sin fortuna alguna ?había muerto el patriarca Carlo? para comenzar una nueva vida. Pero su belleza enseguida llamó la atención de políticos y militares amigos de su hermano, y después de un idilio a los 16 años con Stanislas Fréron, 26 años mayor que ella, se enamoró del general Carlos Víctor Leclerc, con quien se casó y tuvo a su hijo Dermide Luis, quien murió de fiebre a los 6 años de edad.
Paulina se mudó a Haití con el valiente Leclerc y 40 mil soldados franceses, donde el general murió en 1802. Y aunque se rumoraba que Paulina hacía orgías, su biógrafa Fraser dijo que era ?leal a Leclerc, a quien llegó a querer mucho?.
De nuevo en París, comenzó la etapa de extravagancias de Paulina con fiestas, lujosos vestidos, joyas... Ella usó la influencia de su hermano para conseguir lo que quería. Decían que tenía muchos amantes, por lo que Napoleón la obligó a casarse en 1803 con el príncipe Camilo Borghese, uno de los hombres más ricos de Italia. De esa época data la famosa escultura Venus Victrix, de Antonio Cánova, entonces el escultor más famoso del mundo, a quien la princesa le pidió ?posar desnuda?. Esto impactó a la aristocracia romana, que le dio la espalda a Paulina, aunque llevara el respetable apellido Borghese. Su propia suegra le preguntó si no le había molestado estar desnuda delante del escultor, a lo que Paulina le respondió con ironía: ?No, el salón estaba calentito con el fuego de la chimenea?.
Curiosamente, las cartas y documentos privados de Paulina sirvieron a Flora Fraser para conocer al dedillo su vida, incluyendo los ?fuertes indicios? de que estuvo enamorada de su hermano. Cuando Napoleón se separó de Josefina, Paulina lo apoyó, pues no soportaba a su cuñada. Después, él se casó con María Luisa de Austria. ?Todo es posible?, afirma la autora, ?pero nada lo comprueba. Paulina era una mujer petite, pálida, de enormes ojos azules y muy femenina. A través de sus cartas pude comprobar que un 90% del cotilleo sobre ella es falso. Paulina se enamoraba y tenía affairs, pero la fama de ninfomaníaca es una gran exageración?. Además, Paulina tenía una enfermedad en la pelvis que le producía mucho dolor, y esto hace dudar de su ?insaciable vida sexual?. Cuando murió de cáncer del hígado solo tenía 45 años, y a ello se atribuyen los fuertes dolores que sufría.
Napoleón, quien después fue traicionado por su hermana Carolina y muchos de su confianza, adoraba a Paulina y le regaló una mansión en Faubourg St. Honoré y un palacio en Neuilly, además de joyas, como hizo el príncipe Borghese, ¡quien se las quiso quitar cuando Napoleón cayó en desgracia y ya no le interesaba su esposa!
¿Y qué pasó con Paulina cuando Napoleón murió? Se mudó a la Villa Paulina en Roma, bajo la protección del Papa Pío VII, igual que hizo su madre, quien la sobrevivió. Sin sus sirvientes haitianos que la bañaban y peinaban como a una reina, su estilo de vida cambió. Paulina tenía poco dinero en efectivo y le había donado a Napoleón los famosos diamantes Borghese para su campaña en Waterloo, que los ingleses encontraron en el equipaje del emperador.
El día que Paulina murió le pidió a un sirviente un espejo, se miró largo tiempo y dijo: ?No tengo miedo de morir porque sigo siendo muy bella?. Vestida con gran lujo, fue enterrada en la capilla borghesiana de Santa María la Mayor, de Roma, aunque había pedido que lo hicieran junto a su primer marido y su hijo en el Château de Montgobert, en Francia.