El próximo domingo 14 de enero, después de que oficialmente la reina Margarita II firme su dimisión al trono en las inmediaciones del castillo de Christiansborg, el príncipe heredero Federico pasará a ser oficialmente el rey de Dinamarca, lo cual significa también la ascensión al trono de su esposa Mary Donaldson como reina consorte y la obtención del primer lugar en la línea de sucesión por parte de su hijo mayor Christian.
Además de distinguirse por ser uno de los royals maduros más atractivos de las Casas europeas, el perfil de Federico de Dinamarca acarrea un par de aspectos desfavorables para su futura reputación de rey, los cuales contemplan varias acusaciones de infidelidad, una detención por parte de la policía y el descubrimiento en 2020 de una propiedad secreta en Suiza.
La polémica vida personal del príncipe heredero, incluso, llegó a ocasionar en 1992 que el parlamento danés debatiera si él era el adecuado para suceder a su madre en el trono cuando llegara el momento. Sin embargo, las medidas de impedimento en contra de Federico no procedieron, lo cual lo ha llevado hasta la antesala de ser coronado.
Federico de Dinamarca, un futuro rey informal y ecologista
Federico de Dinamarca, apodado “el príncipe Turbo” se ha dado a la tarea de realizar acciones que abonen a su perfil despreocupado y comprometido con el medio ambiente, acudiendo a decenas de cumbres climáticas de las Naciones Unidas y pronunciándose en diversas entrevistas y discursos oficiales acerca de cuestiones ambientales, destacando la urgencia de actuar en contra del calentamiento global.
Así mismo, respecto a su “informalidad”, expertos reales han opinado del deseo del príncipe de modernizar la monarquía, por medio de la reducción en el ostento en varios aspectos, tales como jets privados y lujosas celebraciones. Este punto se ha podido comprobar con el anuncio de su próxima coronación, la cual será potencialmente más discreta en comparación con la del rey Carlos III de Inglaterra, sucedida en mayo de 2023.
Lars Hovbakke Sorensen, experto en la familia real danesa, declaró para The New York Times que el príncipe Federico era conocido por hablar con una mente abierta, sin poner mucho énfasis en la formalidad y los títulos.
“Cuando diferentes daneses lo conocieron y hablaron con él, siempre sintieron que acababan de hablar con Federico y eso es algo que encaja bien con la época y la importancia de que la casa real se renueve y poco a poco se vuelva más informal”, recalcó Sorensen, insinuando que la población podrá mantenerse, en la medida de lo posible, mucho más cercana a su nuevo rey.
