Aunque el palacio de Kensington ya había adelantado que todo el viaje de la duquesa de Sussex a Nueva York para celebrar un baby shower junto a sus amigos se costearía con fondos privados, la noticia de que la futura mamá había volado ida y vuelta en un jet particular que habría costado en su totalidad 250 mil dólares generó cierto malestar en el Reino Unido al salirse de la imagen algo más austera que han tratado de proyectar las nuevas generaciones de royals. En su viaje a Australia del año pasado, por ejemplo, la antigua actriz y su marido optaron por un vuelo comercial a pesar de que ella ya estaba embarazada y se espera que hagan lo mismo de cara a su próxima visita oficial a Marruecos dentro de unos días. Sin embargo, resulta que la idea de contratar un avión no partió de Meghan Markle, sino de su amiga Amal Clooney, que también reside en Inglaterra y que ya había alquilado la aeronave para asistir a la celebración organizada por la duquesa al otro lado del Atlántico, por lo que a la hora de regresar a casa decidió invitarla a que la acompañara.
“Meghan se apuntó al viaje de Amal en jet privado. Amal ya tenía previsto volar de regreso y corría con todos los gastos, así que era lo más lógico, y ella estaba encantada de que Meghan fuera con ella y con los mellizos. Ni los contribuyentes ni la familia real han costeado el trayecto, ese no ha sido el caso en absoluto. El vuelo no le costó un centavo a Meghan”, aseguró una fuente al periódico The Sun.
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El bonito gesto de la esposa del actor George Clooney no solo permitió a Meghan viajar con todas las comodidades que no ofrece una aerolínea, algo muy conveniente en su estado, sino que también hizo más fácil el transporte de todos los regalos que recibió durante su estancia en Estados Unidos y que, sin duda, estará ansiosa de llevar al hogar familiar que el príncipe Harry y ella están terminando de preparar en Frogmore Cottage.