Fue durante el marzo pasado cuando por primera vez los hijos de Harry y Meghan, Archie y Lilibet, fueron nombrados por primera vez por el título que los acredita como miembros representantes de la Corona Real británica, por medio de un pronunciamiento emitido por el portavoz oficial de la pareja.
Al nacer, ambos niños fueron reconocidos como “Master Archie Mountbatten-Windsor” y “Miss Lilibeth Mountbatten-Windsor”. Sin embargo, actualmente, la página de la realeza británica ya los reconoce de acuerdo a su orden de sucesión, nombrándolos como “Príncipe Archie de Sussex” y “Princesa Lilibet de Sussex”, respectivamente.
Pese a no ocupar los primeros puestos en la línea de sucesión al trono, los príncipes de Sussex no son los últimos. Bajo de ellos se encuentran el duque de York y la princesa Beatriz.
¿Por qué Archie y Lilibet no nacieron con un título real?
Sin tener nada que ver con el origen civil de Meghan, los actuales príncipes de Sussex no nacieron siendo acreedores de su título debido a lo establecido en el protocolo impuesto por Jorge V en 1917.
Tal decreto impone que únicamente los nietos del monarca son dignos de ser llamados con el título de Su Alteza Real (SAR)
En el caso de Archie y Lilibeth, era regla se convertía en nula, porque Carlos III aún no se convertía en rey cuando ellos nacieron, lo cual los convertía en bisnietos de la anterior monarca, la reina Isabel II; y únicamente los hijos del mayor heredero podían tener acceso al título.
En el momento en que Carlos III se coronó, las reglas cambiaron y los niños pasaron a formar parte de la segunda línea de descendencia, por lo que su nombramiento fue aprobado y ahora las autoridades del palacio y el general de la población puede referirse a ellos como “principes”.
