La semana pasada Kate Middleton sorprendió al mundo entero cuando dio a conocer que había sido diagnosticada con cáncer y que se estaba sometiendo a un tratamiento de quimioterapia preventiva; sin embargo, muchos desconocen en qué consiste este tipo de medicación.
Es por ello que, en esta ocasión, hemos decidido investigar más a detalle para poder contarte más sobre dicho tratamiento, así como los efectos secundarios que puede causar en los pacientes.
¿Qué es la quimioterapia preventiva?
La quimioterapia preventiva es un tratamiento con medicamentos que “se administra generalmente después de un tratamiento principal como es la cirugía, para disminuir la incidencia de diseminación a distancia del cáncer”, según lo que explican Carmen Guillén Ponce, oncóloga en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, y María José Molina Garrido, oncóloga en el Hospital General Virgen de la Luz, en Cuenca, ambas miembros de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
De ahí que, probablemente, en el caso de Kate, su equipo médico haya optado por esta vía, ya que fue después de su intervención quirúrgica que se le detectó el cáncer.
Además, se suele recurrir a este tratamiento porque, aunque la cirugía haya quitado el cáncer, es posible que algunas células cancerígenas indetectables se hayan extendido por el torrente sanguíneo, lo que podría provocar que el cáncer reaparezca meses o años después en otras zonas del cuerpo.
Por eso es que ahí entra la quimioterapia, ya que ayuda a destruir esas células que serían imposibles de detectar. Aunque también debemos tomar en cuenta que existen otro tipo de tratamientos que se pueden aplicar dependiendo del tipo de cáncer y su etapa.
¿Cuáles son los efectos secundarios que puede tener la quimioterapia?
Como todo tratamiento, la quimioterapia puede tener diferentes efectos secundarios, los cuales varian según el paciente, ya que en algunos casos estos pueden ser casi inexistentes, mientras otros los experimentan de forma muy intensa.
Asimismo, entre los efectos más comunes podemos encontrar la caída del cabello, las náuseas y vómitos, así como el cansancio y la disminución del apetito, además de afecciones como anemia, dermatitis o acné, llagas en la boca o sequedad en la piel, entre otras.
Sin embargo, estos síntomas suelen desaparecer de forma gradual después de terminar el tratamiento, aunque en algunas ocasiones pueden producir daños permanentes. Por lo que siempre se debe acudir con un oncólogo, pues él es el único que puede determinar el tratamiento adecuado a seguir.
