Cada uno de los eventos importantes de la realeza esconde una serie de curiosidades, que sin duda, tarde o temprano salen a la luz, aclarando varios asuntos acerca de las relaciones pasadas gestadas dentro del reino y de su influencia en la manera en la que actualmente conviven los royals.
Tal es el caso del vínculo entre Harry y su tía Ana, el cual se encuentra fracturado, al igual que el resto de las relaciones que el duque solía mantener con los miembros de la Casa Windsor. Sin embargo, más allá de su alejamiento total del reino, la causa por la que el hijo menor de Carlos III no encuentra en su tía una aliada podría venir desde mucho tiempo atrás.
Resulta que la falta de cercanía entre la hermana menor del actual monarca y el pelirrojo royal puede ser un derivado de ausencia de la princesa en el bautismo de su sobrino, sucedido hace 39 años, específicamente el 21 de diciembre de 1984 en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
La princesa Anna fue la gran ausente en el bautizo de Harry
Muchos años después de haberse celebrado el importante acto religioso y en medio del autoexilio del antes príncipe Harry, se ha revelado que la causa que pudo ser impedimento para que la princesa Ana se presentara al bautismo de su sobrino tiene que ver con las fricciones que existían entre Diana y su cuñada, de acuerdo a lo señalado por Robert Lacey, autor del libro Battle of Brother.
El historiador y experto en Casa Real señala que después de que Carlos apadrinara a Peter Phillips, el primogénito de Ana y Mark Phillips, se había sellado entre él y su hermana un pacto de correspondencia, en el cual se estipulaba que Ana sería la madrina de los hijos de sus hermano cuando nacieran. Sin embargo, este acuerdo no se cumplió debido a que Lady Di puso freno a esa decisión, por la aversión que sentía por su cuñada.
Aunque la actitud de Diana pudiera parecer una completa hostilidad, el biógrafo señala que el desprecio era mutuo, pues, Ana envidiaba la gran popularidad que representaba la figura de Diana, ya que, si bien ella siempre optó por mantener un perfil austero y discreto, de todos modos seguía trabajando por el bienestar del reino. Mientras que Diana, tal y cómo su apodo lo indica, prefería velar por el bienestar de la población y acrecentar su cercanía con el pueblo, más allá de procurar la buena imagen e intereses de la Corona británica.
En conclusión, la ausencia de Ana en el bautismo de Harry no fue más que una expresión de rechazo ante la imposibilidad de ver realizado el pacto que años atrás había hecho con su hermano menor para convertirse en un miembro mucho más cercano a sus sobrinos, por medio del título de “madrina”.