Más de una decena de variables han convertido al matrimonio de los duques de Sussex en objetivo de debate, ya que la relación del menor de los hijos de Carlos III con la ex actriz de Hollywood ha estado llena de polémicas prácticamente desde que hicieron público su noviazgo.
Sin embargo, a pesar de los obstáculos que supuso su unión desde un principio, Harry y Meghan lograron concretar su amor el 19 de mayo de 2018, después de que la reina Isabel II les diera su consentimiento por escrito para caminar como marido y mujer en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor.
“Declaro mi consentimiento a un contrato de matrimonio entre mi muy amado nieto, el príncipe Henry Charles Albert David de Gales y Rachel Meghan Markle”, escribió la fallecida monarca, cumpliendo de manera amorosa el estatuto del protocolo real definido bajo la Ley de Sucesión de la Corona, la cual exige a los primeros seis miembros de la línea de sucesión al trono solicitar un permiso real para desposarse.
Sin embargo, una vez concretada su unión matrimonial, los ahora duques tuvieron que enfrentar otro obstáculo: la devolución de sus regalos de boda.
¿El protocolo real prohíbe recibir regalos a los royals?
Como suele suceder en las bodas reales, momentos previos y después de la ceremonia, cientos de seguidores de la Corona acuden en masa a Windsor con la intención de presentar regalos a los recién casados. Sin embargo, esto está prohibido por el protocolo real.
En el caso de la ceremonia nupcial de Harry y Meghan, esta estricta regla real fue recordada a los civiles por medio de un comunicado emitido por el Palacio de Kensington en vísperas de la celebración, en el cual se pedía a quienes desearan enviar regalos que los hicieran llegar a la residencia de la pareja en Londres y no al recinto real.
A pesar del protocolo hecho público, la multitud ignoró el mensaje y decidió acudir a Windsor con obsequios valorados en 7 millones de libras esterlinas.
Cabe mencionar que la orden de prohibición se basa en la lógica de las relaciones comerciales de los anunciantes con el reino, pues un obsequio podría realizarse a los royals con fines promocionales, lo cual está prohibido, ya que los representantes de la Corona no tienen permitido beneficiarse económicamente de donaciones.
Harry y Meghan devolvieron sus regalos de bodas
Aunque, seguramente, muchos de los presentes recibidos por sus seguidores fueron hechos con buenas intenciones, Harry y Meghan no tuvieron más remedio que devolver las generosas contribuciones, ya que el protocolo también precisa que el valor de cualquier presente hecho a los royals no puede exceder las 150 libras esterlinas.
En caso de no devolver los regalos, los destinatarios reales deben donar los artículos al personal o a organizaciones benéficas, aunque este no fue el caso, ya que para evitar una polémica más como recién casados, la ahora exiliada pareja decidió cumplir estrictamente por los preceptos del protocolo y quedarse sin los regalos que el pueblo les envió en señal de aprobación.