Quizá haya algo en la familia real que no los pueden pintar bien...
No es raro que miembros de la realeza sean retratados para inmortalizar alguna etapa importante en sus vidas, pero ha sido en la familia real británica en donde ha habido mayor descontento. Algunas obras han quedado muy parecidas y complacen, pero hay otras que han generado malas críticas y disgusto.
Un caso reciente es el realizado por Dan Llywelyn Hall de la reina Isabel de Inglaterra, trabajo que levantó malos comentarios por el poco realismo que presentaba (imagen superior).
Esta pintura fue revelada en Cardiff, Gales, a principios de mayo y el artista, de 32 años, aseguró que con su pintura trató ir más allá de la imagen pública de la soberana británica.
A pesar de los malos comentarios recibidos, Hall dijo que no cambiará absolutamente nada y que de eso se trata el arte, de levantar críticas.
Otro “desastre” tiene su origen hace 60 años. La protagonista también fue la reina Isabel II cuando, evidentemente, era muy joven, en 1952. Cuando fue revelado el retrato, realizado por John Napper, tampoco fue del agrado de la opinión pública y uno de los puntos que destacaron fue que su cuello era demasiado largo en la pintura.
En dicha ocasión, las cosas fueron distintas, pues la obra fue devuelta a Napper para que la corrigiera, y una segunda versión con el cuello más corto fue aceptada.
Pero la madre del príncipe Carlos de Inglaterra no ha sido la única víctima de este tipo de retratos. Recordemos que a principios de año, Paul Emsley realizó uno de Catherine, duquesa de Cambridge, pero este primer retrato oficial de ella desató malos comentarios en el mundo del arte. Se dijo que el trabajo era malísimo y que Kate lucía mucho mayor de lo que es.
Pero los duques de Cambridge fueron más diplomáticos y alabaron la tela. Ella se declaró “entusiasmada” con el retrato, mientras el príncipe William aseguró que su mujer “está sencillamente preciosa”.
En su defensa, Emsley dijo que “si el modelo tiene muchas arrugas, un mentón o una nariz característicos o algo así, es más fácil conseguir el parecido, pero cuando trabajas con alguien cuya cara es simplemente un rostro precioso es más difícil”. Además, explicó que explicó que la duquesa quería ser retratada de forma natural, que apareciera su figura personal en oposición a la figura institucional que representa.
El retrato no fue modificado y se encuentra en la sala dedicada a la familia real británica de la National Portrait Gallery.
Quizá haya algo en la familia real británica que no los pueden pintar bien... ¿Qué opinas de estos retratos?