El próximo mes de octubre el príncipe Harry y Meghan Markle se embarcarán en su esperado viaje conjunto como representantes de la monarquía británica que los llevará a visitar Australia, Fiji, Tonga y Nueva Zelanda, una prueba de fuego para la antigua actriz al suponer su primera gira oficial -y una de gran magnitud, todo sea dicho- que, sin duda superará con nota. A la espera de descubrir el vestuario que lucirá la duquesa de Sussex, un detalle que suele acaparar gran parte de la atención en ese tipo de actos, o cómo adapta el rígido protocolo a su estilo cercano y desenfadado a la hora de charlar con los curiosos que se acerquen a saludarse, ya han empezado a conocerse los primeros detalles de los preparativos para su estancia en Sídney, la parada inicial de su trayecto para asistir a los Juegos Invictus entre los días 20 y 27. A lo largo de esa semana, los recién casados se alojarán en una impresionante mansión valorada en 40 millones de dólares y situada en una de las zonas más exclusivas de la ciudad: Point Piper. La propiedad, conocida como Villa Del Mare, dispone de ocho habitaciones y una casa separada del edificio principal para el servicio, además de contar con unas vistas inmejorables del mar desde sus varios balcones privados. Harry y Meghan están siguiendo los pasos de la fallecida Diana y su exmarido el príncipe Carlos, que en 1983 también eligieron ese destino para inaugurar su agenda institucional conjunta tras su enlace. En 2014, el príncipe William y su esposa Catherine de Cambridge también pasaron 18 días visitando Australia y Nueva Zelanda acompañados de su primogénito George, que por aquel entonces era su único retoño.
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