La tradicional ceremonia de entrega de los Premios Nobel se celebra, como cada año, el 10 de diciembre, teniendo por escenario la Sala de Conciertos de Estocolmo y como anfitriones a la familia real de Suecia, quienes portaron sus mejores galas (y sacaron a relucir sus más brillantes tiaras).
Previamente en Oslo, la familia real de Noruega presidió la entrega del Premio Nobel de la Paz. Acto que tradicionalmente se celebra separado del resto de galardones y tiene por escenario el ayuntamiento de Oslo. Ahí, los reyes Harald y Sonja, junto a los príncipes Haakon y Mette Marit reconocieron la labor de la activista iraní Narges Mohammadi.
La razón de la ausencia de la ganadora
Los protagonistas indiscutibles de la ceremonia realizada en Oslo fueron los mellizosAli y Kiana, de 17 años, vestidos de negro, quienes aceptaron el Premio Nobel de la Paz en lugar de su madre, la activista iraní Narges Mohammadi, quien está encarcelada en la prisión de Evin en Teherán desde 2021.
Los jóvenes no ven a su madre desde hace 8 año y viven exiliados en Francia desde 2015: “Quizá la vea dentro de 30 o 40 años, pero si no es así, no creo que vuelva a verla nunca. Pero no pasa nada porque mi madre siempre estará conmigo en mi corazón y con mi familia”, expresó Kiana a AFP.
En ausencia de la galardonada, un asiento quedó simbólicamente vacío. Sus hijos, al recibir el premio, compartieron un comunicado escrito por su madre que decía: “Soy una mujer iraní que se siente orgullosa y honrada de contribuir a esta civilización, que hoy es víctima de la opresión de un régimen religioso tiránico y misógino”.
De acuerdo a como lo relata AFP, Mohammadi tiene 51 años y en octubre pasado fue nombrada ganadora del reconocimiento mundial, otrogado “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su combate por promover los derechos humanos y la libertad para todos”.
Detalles de la ceremonia de gala
Durante la ceremonia en el Ayuntamiento de Olso, Ali y Kiana lograron transmitir el discurso de su madre. Mientras la ceremonia se llevaba a cabo frente a los reyes Harald y Sonja, de Noruega, Mohammadi inició una huelga de hambre en solidaridad con la comunidad bahaí.
Posteriormente, se realizó la ceremonia de gala en Estocolmo, donde también fueron entregados los premios Nobel de literatura, química, medicina, física y economía, ante la presencia del rey de Suecia y su familia.
Sobre el escenario, los reyes Carlos Gustavo y Silvia ocuparon un sitio de honor, por delante de la princesa heredera Victoria y su marido, el príncipe Daniel Westling.
Para la ocasión, la reina portó una antigua tiara de nueve puntas que perteneció de la reina Sofía, la consorte del rey Oscar II de Suecia. Mientras que su hija, la princesa Victoria, lució un set de amatistas que perteneció a la emperatriz Josefina, la esposa de Napoleón. El parure de tiara, pendientes, broche y brazalete que llegaron a la casa real gracias a una de las nietas de la emperatriz, la reina Josefina de Suecia.
En el patio de las butacas vimos al príncipe Carlos Felipe y la princesa Sofía, quien usó la tiara de diamantes y esmeraldas que sus suegros los reyes le regalaron por su boda en 2015. Siendo notoria la ausencia, una vez más, de la princesa Magdalena y su marido, Chris O’Neil, quienes mantienen una presencia reducida durante los actos oficiales de la casa real.
En la historia de los Premios Nobel de la Paz, Narges Mohammadi es la quinta galardonada que no ha podido recoger el premio por estar privada de su libertad. Si bien la ceremonia, el protocolo, los atuendos de gala ( y las tiaras) hacen del acto un evento luminoso, la razón de la premiación debe prevalecer en la memoria.