Antes de comprometerse con el príncipe Harry y dejar atrás su carrera interpretativa, la entonces protagonista de la serie Suits realizó un extenso reportaje fotográfico para la revista Best Health en el que demostraba su dominio absoluto del yoga, que no resultaba ninguna sorpresa en vista de que su propia madre había trabajado como instructora de esa disciplina. Esa pasión la acompañó en su mudanza a Inglaterra, donde se rumoreó que había pedido que construyeran un estudio en su casa de Frogmore Cottage para ejercitarse con toda comodidad durante las reformas que llevaron a cabo en la propiedad.
Nueva rutina
Sin embargo, en el número de la edición británica de Vogue en el que ha colaborado como editora invitada, la propia Meghan revela que en los últimos tiempos ha dejado de lado su práctica tras aficionarse a una nueva rutina que obliga a utilizar el corazón tanto como el core, ese grupo de músculos que compone nuestro centro de gravedad y afecta al equilibrio... Se trata de una clase conocida como Ritual que se imparte en el estudio londinense Heartcore y que incorpora distintos elementos del pilates, los ejercicios de barra y el propio yoga para crear un entrenamiento de cardio de alta intensidad. La duquesa de Sussex quiso hacer mención a ese entrenamiento en la sección de belleza del especial que ha ayudado a crear para arrojar luz sobre los ejercicios que se centran más en la belleza interna y menos en los resultados que se obtengan a nivel físico, celebrando el poder de la respiración y la meditación.