Meghan Markle se convirtió en madre por primera vez en 2018, año en el que ella y el príncipe Harry recibieron al pequeño Archie. Tres años más tarde, le dieron la bienvenida a Lilibet Diana, aunque entre estos dos alumbramientos tuvo lugar una fuerte experiencia que, aunque dolorosa, le enseñó cómo afrontar el tener que desprenderse de sus anhelos.
Meghan Markle habló de su aborto espontáneo y la ilusión que perdió
Tras su salida voluntaria de la monarquía británica, Meghan Markle se ha esmerado en mostrarse como una mujer real. Esto incluye la apertura a hablar de temas que no suelen ser abordados por las royals, como el duelo que vivió por renunciar al anhelo que despertó en ella el embarazo que perdió en 2020. Pues para ella fue una forma de aprender a vivir con el dolor de saber que no podría cumplir el sueño de ser madre del bebé que esperaba, algo que jamás podría remediar.
Pese a lo impactante de esta experiencia, la duquesa de Sussex decidió no tratar el tema como algo prohibido, por lo que ella misma se ha encargado de dar declaraciones al respecto. Así lo hizo durante el más reciente episodio de Confessions of a Female Founder, podcast del que es fundadora y conductora.
“Creo que, de alguna manera, tienes que aprender a desprenderte de aquello por lo que tienes tantas promesas y esperanzas, para ser capaz de estar bien en cierto punto. Es dejar ir algo que planeabas amar durante toda la vida”, señaló la actriz retirada, refiriéndose a todo lo que pasó antes de que pudiera tener en sus brazos a Lilibet Diana, quien nació en 2021.
La vez que Meghan Markle contó cómo fue su segundo embarazo
Esta no es la primera vez que Meghan Markle habla de su aborto espontáneo. La primera vez fue en su debut como columnista de The New York Times, ocasión en la que rememoró qué pasó el día que perdió al que habría sido su segundo hijo. Según los dichos de la duquesa de Sussex, todo marchaba aparentemente normal con la gestación, hasta que una mañana comenzó a sentir fuertes calambres en el vientre y, poco después, fue consciente de lo que estaba pasando en su cuerpo.
Sin embargo, tuvo que anteponerse para proteger a Archie, que en ese momento tenía dos años de edad. “Al abrazar a mi primogénito, supe que estaba perdiendo al segundo. Perder a un hijo implica cargar con un dolor casi insoportable, experimentado por muchos, pero del que pocas personas hablan”, apuntó, resaltando además el acompañamiento que el príncipe Harry le brindó para superar este episodio juntos.