Una radiante Meghan Markle encendió las redes sociales en su más reciente aparición pública -y sorpresiva- durante ceremonia en el Royal Albert Hall, donde presentó a la diseñadora de su vestido de novia, Clare Waight Keller, quien ganó el premio al Mejor Diseñador Británico de Ropa Femenina. Además de su favorecedor look y el manicure del que todo mundo habló por romper las costumbres reales al llevar las uñas en color oscuro, llamó la atención la forma constante en que la duquesa de Sussex tocaba y sostenía su vientre de embrarazada. Para muchos cibernautas, este gesto resultó exagerado, ya que es algo que Meghan hace prácticamente desde que se dio a conocer que estaba en espera de su primer hijo durante su gira por Oceanía.
Algunos usuarios de Twitter criticaron a la duquesa por “tocar demasiado su vientre”, y hasta la calificaron de “irritante” y “engreída”. Pero ahora, un experto reveló por qué la tendencia de Meghan de mantener uno o dos brazos protegiendo o tocando su creciente vientre podría impactar positivamente en su hijo.
Katherine Graves, fundadora de KG Hypnobirthing (definido como un método comprobado, que orienta y prepara a una mujer a dar a luz de manera pacífica) le dijo a FEMAIL que cuando las futuras madres ponen las manos en sus vientres durante las clases de hipnobirmación, el “bebé responde cada vez”. Incluso, si el gesto es únicamente una caricia reconfortante para la propia Meghan, “tendrá un efecto profundo en su bebé", dijo Katherine, quien ayuda a capacitar a las parteras que trabajan en el Ala de Lindo, donde dio a luz la duquesa de Cambridge. “Es positivo que tanto la mamá como el bebé se toquen y se tranquilicen “, añadió. Katherine afirma que acariciar el vientre es un método de relajación que pide a sus clientas que practiquen en las clases de hipnobirmación: una técnica de parto, que, según se informa, Meghan ha estado leyendo mientras se prepara para recibir a su primer hijo con el príncipe Harry en la primavera.
Por otro lado, la revista científica Plos One también reveló que los bebés sí responden a los cariños de su madre cuando están en el útero. Pero más que reaccionar a la voz de mamá, lo hacen ante el tacto, es decir, al acariciar la pancita. El estudio consistió en usar ecografías para ver la reacción del bebé mientras su madre recibía caricias en el vientre, y observaron que los bebés recibían mayor estimulación si la madre sobaba dicha zona. Por ejemplo, comenzaban a cruzar los brazos y a mover la cabeza y la boca. Esto sucede a partir del segundo semestre, intensificándose en el tercero. Así, acariciar la pancita de embarazada es una herramienta para crear un vínculo entre bebé y mamá.
¿Crees que Meghan exagera al tocar su vientre?