El reciente viaje de la reina Máxima de los Países Bajos y su hija, la princesa Amalia, a Atenas para asistir al concierto ‘Marianna: Amor, Esperanza, Luz’ en el histórico Odeón de Herodes Ático, ha generado controversia y críticas en redes sociales y medios de comunicación. La aparición pública de madre e hija durante este evento musical fue seguida muy de cerca, y varios aspectos han sido motivo de debate.
El concierto, titulado ‘Marianna: Amor, Esperanza, Luz’, se celebró en el Odeón de Herodes Ático, una emblemática ubicación en Atenas que ha acogido importantes eventos culturales. El espectáculo fue un tributo musical y emocional que atrajo a miembros de la realeza y otras personalidades. Sin embargo, lo que debió ser una velada cultural inolvidable, ha dejado a Máxima y Amalia en el centro de la atención mediática por razones no tan positivas.
Lo que debía ser una velada tranquila se transformó en una fuente de polémica debido a una controvertida decisión de transporte que causó revuelo en los medios y redes sociales.
Aunque la presencia de la familia real en actos culturales es habitual, esta vez el escándalo se centró en su elección de transporte. Según informes, Máxima y Amalia optaron por viajar en un exclusivo jet privado modelo Pilatus PC-24, con capacidad para seis pasajeros y un coste aproximado de 32,000 euros para el trayecto hacia Atenas. Esta decisión rápidamente despertó críticas, considerando que la familia real holandesa tiene a su disposición un lujoso Boeing 737, adquirido por el gobierno holandés a un coste de 90 millones de euros.
El uso de un avión más pequeño y caro generó cuestionamientos sobre la necesidad de alquilar un jet privado cuando ya cuentan con una aeronave de gran tamaño, especialmente en un momento donde se promueve la conciencia ecológica y la reducción de emisiones contaminantes. La noticia se filtró a los medios y rápidamente fue tema de debate, poniendo en tela de juicio la responsabilidad de la familia real en cuanto a gastos innecesarios y su impacto ambiental.
Más allá de la controversia, el concierto ‘Marianna: Amor, Esperanza, Luz’ fue un evento importante en la agenda cultural de la reina y su hija, quienes han demostrado su interés por el arte y la música. El espectáculo, realizado en uno de los lugares más emblemáticos de Atenas, rindió homenaje a la cultura y tradición griega, y atrajo la atención de figuras internacionales.
El Odeón de Herodes Ático, famoso por su arquitectura y por ser uno de los escenarios al aire libre más impresionantes del mundo, fue el lugar elegido para esta velada que dejó una marca tanto por su calidad artística como por las controversias alrededor de la familia real holandesa.
El uso del jet privado generó una ola de críticas no solo por parte de los medios, sino también de ciudadanos y activistas que señalaron la incoherencia entre los mensajes de sostenibilidad y las acciones de la realeza. A pesar de las justificaciones que se han intentado dar sobre la necesidad de flexibilidad y discreción en los viajes reales, el costo elevado de este transporte, en comparación con el Boeing 737, ha dejado una imagen poco favorable.
Este incidente resalta una vez más la sensibilidad que rodea a las decisiones de las figuras públicas, especialmente en tiempos donde el gasto público y la sostenibilidad son temas clave en el discurso global. Aunque Máxima y Amalia se mantuvieron elegantes y discretas durante el evento, la controversia del jet privado ha sido el tema central de conversación desde su regreso.
