¿Por qué la reina de Holanda se ha ganado a su pueblo y la princesa de Asturias no lo ha logrado?
Cada vez más, todos los que siguen el mundo de la realeza se preguntan por qué Letizia Ortiz no ha sabido ganarse a su pueblo como ha hecho la hoy reina Máxima de Holanda. Hubiera sido muy positivo, especialmente ahora que la familia real española está “bajo ataque” ante la crisis económica que enfrenta el país y los problemas de los Borbón.
Compré el último libro sobre Letizia: Adiós, princesa, escrito por su primo hermano y ex abogado personal David Rocasolano.La obra ofrece datos interesantes que explican las inseguridades de Letizia y su deseo de ser perfecta en el rol que le han asignado. Esa inseguridad no existe en Máxima, quien sabe quien es y de donde viene, y quien no ha perdido su personalidad e idiosincrasia, aunque sea reina consorte.
En el libro se palpa un resentimiento, con o sin razón, contra su prima. David cuenta los datos y muestra documentos de un hospital en relación a un aborto que supuestamente Letizia se hizo antes de conocer al príncipe Felipe, y que según Rocasolano, él mismo los hizo “desaparecer” antes de la boda, a petición de Letizia y de Felipe, para que los reyes Juan Carlos y Sofía no pudieran enterarse de eso. En sus páginas, David también culpa a Letizia de que la familia se haya desunido, del suicidio de Erika -hermana de Letizia- y de que él ya no hable con muchas personas por haber emparentado su prima con la muy aristocrática familia real española.
A la izquierda: Espontánea y segura de sí misma, Máxima conversa amistosamente durante el Women Inc. Festival, en Holanda. Derecha: Más seria, la princesa Letizia asistió a la 34 edición de Worldskills, en España.
Desafortunadamente, Letizia (y esto lo comentan muchos, no solo el primo) al parecer ha querido desde el principio que su humilde familia no desentonara entre los Borbón cuando había reuniones, cumpleaños, etc. Y David, que asistía a esas reuniones con su novia, cuenta que Letizia incluso revisaba la ropa que iban a llevar las Ortiz Rocasolano, y trataba de que el amistoso abuelo taxista Francisco Rocasolano no se pusiera a hablar demasiado, etc. Y cuando su padre Jesús Ortiz no estaba casado todavía con Ana Togores, la madrastra de la princesa, no la querían invitar a ningún evento familiar y aquello fue ¡un gran lío!
Según David, quien era un primo muy unido a Letizia y a sus dos hermanas (Erika y Telma), y crecieron prácticamente juntos, Letizia se ponía muy nerviosa y tensa y daba órdenes a la familia sobre cómo actuar con los Borbón y con la prensa. Muchas veces llamaba a David, su querido primo (¡con quien muchos imaginan que no hablará más después de las revelaciones de este libro!), para pedirle ayuda y se asegurara de que la familia iba a portarse bien y que no “metiera la pata”. Es muy simpático leer que en aquellas reuniones los Borbón y los amigos del príncipe Felipe trataban de ser amables iniciando conversaciones un poco absurdas, a las que los Ortiz Rocasolano no sabían qué contestar, pues ambas familias no tenían nada en común.
En el caso de Máxima, sus padres eran de una familia acomodada, de clase media alta, y no existía en ella la preocupación que pudieran desentonar entre los aristócratas holandeses. Sin embargo, la argentina tuvo que enfrentar el estigma de que su padre fuera considerado “persona no grata” por el parlamento holandés, por haber sido ministro en la “dictadura de los generales”, y no le permitieron asistir a su boda con el hoy rey Guillermo Alejandro. Máxima derramó muchas lágrimas ese día, y tuvo que aceptar discretamente lo que le fue impuesto, pero nunca ha dejado de sentirse orgullosa de ser latinoamericana, y ha dicho en público que adora a sus padres, que le gusta ser argentina y que sus hijas hablen español
y visiten su país en vacaciones. Esa seguridad le ha permitido seguir siendo la mujer alegre, cálida y sonriente que se ha robado el corazón de los holandeses.
Izquierda: Máxima participó en una competencia de natación benéfica en el canal de Amsterdam. Derecha: Letizia dio una conferencia en el VIII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo.
Cuando se casó con Felipe, los españoles estaban abiertos a querer a Letizia, quien al fin y al cabo, era “una chica del pueblo”. Pero con el tiempo y muchos faux pas, es obvio que la princesa, aunque inteligente, no se ha vuelto dulce
y amable, sino más bien fría. Una periodista importante la llamó imponente y solemne, y muchos dicen que proyecta distancia en su delgada figura. Recientemente habló en el VIII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo sobre “la crisis” y lo hizo dando una lección sobre cómo usar el lenguaje correctamente para definir la crisis. ¡Un discurso que provocó muchas críticas!
A Máxima, sin embargo, todos la encuentran simpática. ¿Se imaginan a la princesa Letizia nadando con un traje de buzo por el río Manzanares, como hizo la reina Máxima por los canales de Amsterdam, en Holanda, en un acto benéfico? Pues no le vendría mal comenzar a actuar así para ganarse el cariño de su pueblo, ya que todavía está a tiempo. ¿En qué coinciden ambas mujeres? En que están muy enamoradas de sus maridos y que tienen unas hijas muy lindas.
FOTOGALERÍA: MÁXIMA Y LETIZIA, DUELO DE ESTILO