Marta Gayá ha sido en los últimos años una de las amigas más incondicionales de Don Juan Carlos. La misteriosa mujer, quien se ha logrado mantener en la sombra, es la hija de Fernando Gayá, un importante empresario mallorquín y su relación con el emérito comenzó en 1990,
De acuerdo con el diario español El Mundo, Marta estuvo casada durante cuatro años con el ingeniero Juan Mena y en los últimos años ha residido en Suiza, donde en varias ocasiones ha sido visitada por el padre de Felipe VI.
Según las versiones oficiales sobre su relación, Marta y Don Juan Carlos se conocieron en el Club de Mar de Palma, una noche en la que el entonces rey no pudo quitar su mirada de encima de la heredera. “¿Quién es esa morena?”, se dice que mandó a preguntar el monarca para encontrar a aquella mujer que había llamado su atención.
La fiesta en la que ambos se conocieron fue organizada por el príncipe georgiano Zourab Tchokotua, quien fue compañero de internado del emérito y, de acuerdo con el testimonio de Gayá, tras el encuentro, un hombre le mandó a decir: “hay un amigo mío que te quiere conocer”, fue a partir de ahí que comenzó su supuesto affaire con el royal.
¿Qué se sabe sobre el supuesto affaire de Juan Carlos I y Marta Gayá?
La misma Bárbara Rey, otra de las ex amantes de Juan Carlos I, ha llegado a confirmar el romance entre el emérito y Gayá. En una entrevista con el programa de '¡De Viernes!’, la ex vedette aseguró que el propio Juan reconoció ante ella su noviazgo con la socialité mallorquina.
“La única relación que él me ha confirmado es la de Marta, por otras personas sí he sabido que él ha tenido escarceos con otras mujeres”, confirmó Bárbara Rey.
Otra fuente, declaró ante el podcast de investigación ‘XRey’ que después de mandar a buscar a Gayá, ella accedió a un encuentro con el emérito y fue así como tuvieron su primera cita en el hotel Formentor.
El diario español El Mundo asegura que en el primer encuentro de Juan Carlos y Marta estuvo presente Pepe Oliver, responsable del Club del Mar, y Vicky Flores Estrada, que estaba casada con Fulgencio Batista, el hijo del dictador cubano.
“Aquel fue el inicio de una intimidad que ha sobrevivido incluso al exilio del emérito”, sentencia el medio citado, el cual asegura que la relación que comenzó como un “flirteo” con el tiempo se convirtió en una firme amistad entre el miembro de la realeza y la heredera mallorquina.