El discreto encanto de Margarita, la princesa rebelde que fue conocida por todos por su temperamento intempestivo, corazón altruista y debilidad por los hombres.
La hermana menor de Isabel II renovó por completo la etiqueta en la corte con su modo audaz de percibir la vida y saciarse de ella, fue amante del ballet y la moda. No por nada su padre, el rey George VI, dijo al respecto: “Lilibeth es mi orgullo, pero Margaret, es mi alegría”, dejándonos muy en claro que “Margot”, como la conocían en casa, nació para refulgir cual estrella en el panorama real.
A 21 años de su partida y 93 de su natalicio, Margaret Rose Windsor, princesa de Reino Unido, rompió el molde desde el primer día de vida, ya que fue la primera integrante de la realeza británica nacida en Escocia en 300 años, el 21 de agosto de 1930, y también el primer miembro de la familia real en ser incinerado, el 9 de febrero de 2002.
La princesa Margarita vivió una trayectoria rocambolesca, que incluyó una infancia modesta, una juventud acechada por los paparazzi, sonados romances con grandes personalidades –Mick Jagger, Peter Sellers o Warren Beatty–, un gusto desmedido por las pieles de zorro blanco, los cigarrillos Raleigh y el vodka tonic, así como varios episodios de fragilidad física y mental que la marcaron hasta el final de sus días, revelándonos a una mujer de carácter fuerte con acordes emocionales sublimes, lo cual inspiró a otras grandes mentes, como el dramaturgo J.M. Barrie, la diseñadora Rebecca Minkoff o la misma Helena Bonham Carter, quien afirma haber recibido retroalimentación de la difunta princesa por medio de una médium para construir su personaje más notable en los últimos años: el de Margarita, en la famosa serie The Crown, de Netflix.
El origen de la princesa rebelde
Cuando su padre, el rey George VI, falleció el 6 de febrero de 1952, las hermanas Margarita e Isabel emergieron como figuras principales ante una nación huérfana.
Sus majestades comprendieron que debían hacerse cargo del presente, inyectando esperanza y juventud a la Gran Bretaña.
Sin embargo, para la enigmática Margarita esta pérdida significó un luto doble, porque no sólo había fallecido el hombre que más admiraba, sino que ahora también debía renunciar a su más grande amor: Peter Townsend, un apuesto oficial de la fuerza aérea británica, 16 años mayor que ella y con el cual pretendía casarse.
Además, la joven debió madurar prontamente, pues su vida entera estaría expuesta al público y todas sus decisiones serían valoradas por su hermana proclamada reina y el Parlamento. Atrás quedarían los años de tranquilidad en el castillo de Glamis, Escocia, o sus escapadas por los suburbios de Londres con sus amigas para ir a clubes nocturnos de jazz; ahora su agenda estaría dictada por toda clase de protocolos, donde la princesa brillaría y chocaría a la vez, dejando su huella, ganándose el adjetivo de ‘rebelde’ y ‘reformadora’ entre la prensa de su tiempo por su comportamiento poco habitual ante lo que debe ser una royal, sirviendo de ejemplo para otras mujeres extraordinarias, como Diana de Gales o Meghan Markle de Sussex.
Cómo se reinventó Margarita
Para cuando Margarita logró sacudirse la inmensa tristeza de la muerte de su padre y el fracaso de sus planes matrimoniales con Townsend por ser divorciado, la joven princesa comenzó a florecer rápidamente, llamando la atención por sus rasgos exquisitos, delicado talle y buen gusto.
Fue entonces que a la hermana pequeña de Isabel se le empezó a solicitar en toda clase de eventos sociales dentro y fuera de Inglaterra: aperturas de museos, carreras de caballos y múltiples fiestas. Así, al revelar su gusto por la danza, el canto y todo tipo de diversiones, la joven empezaría a ser llamada la “It Girl”, acaparando la atención de todos los presentes con su 1.55 m de estatura, llenando así salones y palacios completos.
Revistas, como Harper´s Bazaar o Petticoat, la aclamaban por ser un rostro sofisticado con espíritu libre, al mezclar vestidos Dior con piezas antiguas del tesoro real, así como sumar pieles y plumas de animales exóticos a sus estilismos, Margot se convirtió en gurú de su propia generación y de las venideras. “Nunca me ha gustado el tono formal de la corte, pero Margarita era poderosa, recuerdo recortar su imagen de las revistas de moda para hacer muñecas de papel con mi hermana Olga”, comentó la prestigiosa diseñadora Viven Westwood en el documental Punk, Icon, Activist.
Con quién se casó Margarita
Aun cuando la menor de las Windsor afirmase que su vida previa al matrimonio fue mejor, todos sus actitudes apuntaban hacia lo contrario: su desgano por asistir a eventos oficiales, acatar los designios de su hermana y las críticas de sus detractores dentro y fuera de la corte la aburrían más de lo imaginable.
Por ello desde los 23 hasta los 29 años, Margarita inició una rutina de ‘calentamiento’ para soportar los embates diarios. Ésta incluía desayuno en la cama, dos o tres periódicos, baño de burbujas, el famoso martini “Pick-me-up”, almuerzo con la reina madre y fittings con sus modistos de cabecera: Monsieur Dior y Norman Hartnell, quienes contribuyeron mucho al aspecto de la royal y a su desenvolvimiento social, como afirma la cronista real Danielle Stacey, del periódico The Mirror. “Antes de ella era inconcebible que las mujeres de la nobleza usaran ropa ajustada, fumaran en público o hiciesen evidente su incomodidad en eventos, como sí lo hizo ella. De alguna manera, ser tan abierta con sus emociones es lo que contribuyó a que creciera su fama de rebelde, misma que sirvió de atractivo entre Antony Jones-Armstrong y la princesa, dando como resultado un matrimonio ardiente y complicado”.
En ese sentido algunos periodistas especializados en la realeza concuerdan que esta unión entre el plebeyo y la royal fue el momento de mayor esplendor y degradación de Margarita, pues fue cuando más experimentó con su estilo, sexualidad y encuentros con celebridades; sin embargo, su relación no fue perfecta, la ahora flamante condesa Snowdon se había convertido en un personaje de grandes claroscuros, donde cada uno de sus movimientos era publicitado sin piedad. Pasó de ser “It Girl” a “princesa gamberra”, por su creciente adicción al alcohol y al tabaco, además de su pésimo comportamiento, sorprendiendo al mundo con sus fluctuantes cambios anímicos.
Lejos de Londres y cerca del Edén
Para cuando se divorció de Snowdon en 1978, Margarita ya enfrentaba varios problemas de salud, entre ellos cáncer y depresión, por lo que viajó a su propiedad caribeña en la isla Mustique para dedicarse tiempo a sí misma.
La prensa la acechaba con regularidad por haber traído ‘deshonor’ a la familia, pues Margarita fue la primera royal de línea directa en divorciarse desde su ancestro Victoria Melita de Edimburgo en 1901.
Por esta razón, la solitaria condesa buscó otra clase de refinamientos que no involucraran códigos rigurosos de etiqueta: actividades con sus hijos David y Sarah; visitas de sus amigos, como Barbra Streisand, y nuevas oportunidades al amor de la mano de Roddy Llewellyn, con el cual nunca aclaró su estatus sentimental, pero que sin él la recuperación hubiese sido imposible.
Con el tiempo la princesa fue desapareciendo de la vida pública, sólo atendió eventos importantes, como el cumpleaños 101 de su madre, aunque nunca abandonó su efervescente personalidad que añadió glamour y osadía a la más tradicional de las monarquías ganándose el título de reina del chic informal por su avasallante personalidad y estilo desenfadado.
Margarita falleció en el silencio de un hospital, a los 71 años. La hermana de la reina Isabel falleció víctima de un accidente vascular cerebral.