Marau Taʻaroa, la última reina de Tahití que se casó a los 14

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Podemos hacer una amplia lista de monarcas que se casaron siendo menores de edad —como Isabella de Valois, la reina que se casó a la insensata esad de 6 años—. Al ranking se le une la última reina consorte que tuvo Tahití: Marau Ta’aroa, una joven que antes de los 15 ya había dado el ‘sí, acepto’ con el soberano de esta Isla de la Polinesia Francesa.

Quién fue Marau Taʻaroa, reina de Tahití

Maraú nació en 1860 y sus papás fueron Alezander Salomon (un reconocido marchante inglés y judío) y la princesa Oehau. Su mamá era la hija adoptiva de Teriʻitoʻoterai Tere-moe-moe (esposa del rey Põmare II).

Tuvo nueve hermanos, y toda la familia era considerada realeza de Tahití —pero solo Marau y su hermana Moetia vivieron más que todos sus parientes. Cuando era niña estudió en Sydney, Australia, y asistió a la escuela privada de Young Ladies’ College. La ‘primera adolescencia’ le duró poro a Marau, ya que se regresó a Tahití para casarse.

Marau, la reina de Tahití que se casó a los 14 años

Con apenas 14 años, Marau se casó con el príncipe heredero Ariiaue, futuro rey Põmare V, en 1875.. Él era casi 22 años mayor que ella, y ya se había divorciado de su primer matrimonio (con Teuhe, quien después se convirtió en la reina polinesia de Huahine).

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Dos años después se convirtieron en rey y reina de Tahití, pero para entonces la situación ya dictaba un matrimonio infeliz. Además de la infelicidad que le provocaba a Marau, posiblemente sintió mayor impotencia al saber que ninguno de sus tres hijos serían herederos al trono —por razones desconocidas, los sobrinos del rey ocupaban la línea directa a la sucesión—.

Los hijos de los reyes de Tahití fueron: la princesa Teri’i, la princesa Takau y el príncipe Ernest Alberto. Se dice que Marau consideraba el comportamiento de su esposo “imposible de tolerar”, considerando que sufría de sífilis, tuberculosos y neumonía.

La vida en el palacio estaba lejos de la felicidad, y Marai pasaba considerables horas en casa, con su mamá, antes de que ésta falleciera. Así que le dieron 300 francos como pensión mensual y abandonó permanentemente su lugar de residencia junto con los niños.

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A partir de entonces, Marau viajó a París y fue gratamente recibida —al grado en que su esposo, el rey, se opuso a tal recibimiento con cierta celosía y tachó a la recepción parisina de “irrespetuosa y un insulto”. Quizá la gota que derramó el vaso fue que el rey rechazó a sus hijas Teri y Takau.

Así que en 1887 el matrimonio de royals terminó en divorcio, y Ernest Alberto había nacido en aquel entonces. Los tres hijos se quedaron con el apellido Põmare, pero fueron repudiados de la herencia de la realeza.

Marau, aún con su título de reina, negó la paternidad del rey, siguió con su vida y se envolvió con figuras del arte y la literatura, como el escritor americano Henry Adams (quien publicó su biografía) y con Paul Gaugin.

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