La maldición de Sissi emperatriz

La maldición de Sissi emperatriz

Considerada como una de las mujeres más bellas de Europa, la emperatriz de Austria y reina de Hungría, Sissi tuvo una vida de llena de infelicidad

Este cuento es como la más truculenta de las telenovelas. Pero es una historia de la vida real que ha inspirado películas, novelas, leyendas ¡y ahora un libro lleno de secretos, escrito por una descendiente de los protagonistas! Se trata de la vida de Sissi -la joven Elisabeth, emperatriz consorte de Austria y reina consorte de Hungría- quien enloqueció a millones con aquellas películas románticas interpretadas por una muy joven Romy Schneider. Y ahora la teleserie Crown Prince Rodolfo, sobre el príncipe Rodolfo, el hijo de Sissi que se suicidó en Mayerling con su amante, Mary Vetsera, fue filmada en los palacios y lugares donde realmente sucedió. Además, hay un nuevo libro escrito por Catalina de Habsburgo, descendiente de la Emperatriz, titulado La maldición de Sissi. Aunque la imagen que tenemos de Sissi es la de Romy Schneider, en la vida real Sissi era considerada una de las princesas más bellas de Europa. Y, como era rebelde, decía lo que pensaba, lo que no todos apreciaban. ¡Fue como una princesa Diana de finales del siglo XIX! Nacida en Munich el 24 de diciembre de 1837, en la Casa Real Wittelsbach, sus padres fueron los duques de Bavaria. Sissi se crió en el castillo de Possenhofen donde desde pequeña la llamaron Sissi, en vez del formal Elisabeth Amalie Eugenie, duquesa de Baviera. La historia de cómo se convirtió en emperatriz de Austria y reina de Hungría es muy romántica: a los 16 años fue a una fiesta con su madre y su hermana mayor, Hélène, y allí se enamoró locamente de ella su pariente Francisco José de Habsburgo, quien con solo 23 años, ya era emperador de Austria. El plan era que él se enamorase de Hélène, pero fue Sissi quien le robó el corazón, y la amó locamente hasta el último día de su vida. ¡Aunque hubo infidelidades mutuas, que sin duda ensombrecen la romántica historia! La pareja contrajo matrimonio en Viena a los pocos meses de conocerse y, cuando Sissi no tenía siquiera 17 años, era emperatriz consorte de Austria y reina consorte de Hungría, donde fue adorada desde el primer día. Sissi enseguida encontró que la estricta etiqueta de la corte de Viena nada tenía que ver con su crianza alegre en Baviera. No obstante, se adaptó lo mejor que pudo y en rápida sucesión tuvo a sus hijos: la archiduquesa Sophie (quien nació cuando Sissi tenía 18 años) y, un año después, la archiduquesa Gisela. Sophie murió a los 2 años de edad, poco antes de la llegada al mundo en 1858 de quien fuera su adoración: el príncipe heredero Rodolfo, y 10 años más tarde nacía la archiduquesa Marie Valerie. Como era tan joven, y su suegra tan dominante, a Sissi le quitaron a sus hijos al nacer y no influyó en su crianza. Pero pronto comenzaron rumores de que su matrimonio con Francisco José se deterioraba cada día más y el comportamiento rebelde de Sissi -cuya familia tenía una larga historia de problemas mentales- era motivo de grandes problemas. En 1867, los Habsburgo establecieron la doble monarquía austrohúngara, a lo que los húngaros se oponían, y como Sissi simpatizaba con su causa, esto provocó más líos en Viena. Aun así, la joven fue coronada reina de Hungría en la iglesia de San Matías en Budapest, ciudad llena de monumentos en su honor ¡y la vida continuó! Los austríacos la consideraban una irreverente rebelde, que no hacía caso al protocolo, se burlaba de los aristócratas y era una mala influencia para el Emperador ¡a quien tenía loco de amor! Y cuando asignó como damas de honor a puras aristócratas húngaras y pidió que en su corte se hablara solo húngaro, todos se horrorizaron. Pronto se comentó que era amante del conde Andrássy, un húngaro que era ministro de Relaciones Exteriores del reinado, quien le decía que ella era “la única austríaca en la que Hungría confiaba”. Para escapar de Viena, la joven emperatriz pasaba largas temporadas lejos de su marido y sus hijos. Para eso se hizo construir el palacio Achilleion en Corfú y pasaba largos meses en el castillo de Gödöllo cerca de Budapest. Todo menos estar en Viena, ya fuera en el bello palacio de Hofburg o el castillo de Schönbrunn, donde hoy en día podemos ver sus habitaciones y salones con puertas ocultas. FOTOGALERÍA: SISSI, UNA VIDA DE INFELICIDAD Sissi, era alta, pesaba apenas 50 kilos (110 libras) y se había dejado crecer el pelo ondulado hasta el piso. ¡Tomaba tres horas peinarla! Y a todos asombraba su cintura de 50 cm (16") a pesar de sus cuatro embarazos. Llevaba un régimen de ejercicios y equitación de varias horas al día, lo que la había llevado a un excesivo adelgazamiento y lucía muy demacrada. Sin embargo, desde el momento en que unió su vida a los Habsburgo, su existencia fue una sucesión de problemas y tragedias. Su marido -de cuyo brazo ella se pendía con desesperación, porque sabía que la amaba y buscaba su apoyo- comenzó a engañarla con artistas y aristócratas, como la condesa Potocka, Anna Nahowski y la actriz Katharina Schratt y hasta se decía que tenía varios hijos ilegítimos. Ella misma hizo público su romance con George Bay Middleton, un inglés que estaba a su lado. Y el Emperador se hacía la vista gorda, porque Sissi era “mi adoración”. Aunque Sissi quería a sus hijas, vivía muy distanciada de ellas y “el único que realmente la entendía y la quería” era el príncipe Rodolfo. Ella sufría porque el joven era muy maltratado por su marido; además, porque él no era feliz en su matrimonio, arreglado por el Emperador con la princesa Estefanía de Bélgica (se sabía que el Príncipe tenía como amante oficial a Mitzi Kaspar, una prostituta famosa). Por otra parte, Rodolfo simpatizaba, debido a la influencia de Sissi, con los húngaros liberales. Los políticos que rodeaban al Emperador detestaban a Rodolfo y a Sissi, quien cada vez pasaba más tiempo en Corfú y en Suiza. Cuando Rodolfo se enamoró locamente de Mary Vetsera, hija de la condesa Hélène Baltazzi, su madre fue la primera en saberlo y preocuparse. Sissi le dijo a su hijo: “Tu padre nunca lo permitirá". Pero Rodolfo no le hizo caso. La lucha entre padre e hijo -y la lucha de este por Mary Vetsera, quien lo amaba con un frenesí que a veces lo asustaba- tuvo un final trágico. Hasta ahora se pensaba que la pareja había hecho un pacto suicida en enero de 1889, en el que Rodolfo había matado de un tiro a Mary y después se había suicidado, mientras pasaban un fin de semana en el coto de caza del Príncipe en Mayerling. Pero ahora se dice que la tragedia puede haber sido ¡un asesinato político y no un pacto suicida! Y el libro de Catalina de Habsburgo explora esto, pues se cree que la muerte de Rodolfo fue obra del entorno político del ministro francés Clemenceau, un enemigo acérrimo de los Habsburgo. Y que el emperador Francisco José decidió ocultar la verdad. La muerte de Rodolfo, a los 31 años, destrozó a Sissi de tal forma que vistió luto por el resto de su vida, afectando también al Emperador, quien se sintió culpable de haber sido un padre tan duro. Una revelación cuenta que cuando la noticia de la tragedia llegó al palacio, Sissi se negó a creerlo, gritándole a su hija Gisela que no le dijera esas horribles mentiras. Y, cuando oyó los sollozos desgarradores de su marido, mandó a buscar a su amante, la actriz Katharina Schratt, para que lo consolara, “porque todo es tan espantoso que yo no puedo hacerlo”. Otra teoría es que Mary, de solo 18 años, había muerto de una hemorragia por un aborto clandestino y que el desesperado Príncipe había salvado su honor haciendo creer que era un pacto suicida. La teoría del suicidio sigue siendo la más creíble, porque existe una carta de despedida de Rodolfo a su esposa, donde explica que “solo la muerte puede salvar mi dignidad”, pues se rumoraba que su padre lo iba a arrestar por conspiración. El cuerpo de Mary Vetsera fue entregado a su familia a los tres días de la tragedia. Y la enterraron en una solitaria tumba, que fue violada en 1992. Cuando su cuerpo fue hallado de nuevo, afirman que no había señales de tiros en su cabeza, pero si golpes en todo el cuerpo y que el reporte de 1889 era falso. Los que creen que la pareja fue asesinada dicen que esta es la prueba, porque Rodolfo nunca hubiera maltratado a Mary. El Príncipe, cuyo “suicidio” fue explicado al pueblo como causado por un “desequilibrio mental”, descansa en la Cripta Imperial de la Capilla Real de los Capuchinos en Viena. Según algunos, Francisco José escribió una carta secreta al Papa explicando la verdad: que su hijo había sido asesinado, y por eso el Príncipe no fue considerado un suicida y pudo ser enterrado en una iglesia católica. ¿Y dónde está dicha carta? El Vaticano dice que está desaparecida. Después de la muerte de Rodolfo, la tragedia siguió marcando la vida de Sissi, quien en 1898, a los 61 años, murió asesinada por un anarquista, mientras se disponía a abordar con su dama de honor uno de los ferries del lago Ginebra, camino a Montreux. Luigi Lucheni, quien en realidad quería asesinar al príncipe de Orleans -que se había marchado de la zona el día anterior- decidió hacer de Sissi la víctima casual de su locura, porque quería “matar a algún aristócrata”. Atravesado su corazón por un punzón, Sissi se desangró en pocos minutos, siendo sus últimas y desesperadas palabras: “Pero... ¿qué me ha pasado?”. El Emperador encontró consuelo en sus hijas y nietos, pero poco antes de morir dijo que nunca había dejado de amar a Sissi. Francisco José mandó construir una iglesia donde estaba el coto de Mayerling, donde las monjas todavía rezan todos los días por el descanso eterno de Rodolfo. Sissi está enterrada en la Cripta de los Capuchinos junto a su marido y su hijo, y toda la familia real de los Habsburgo... “toda esa familia política que me hizo tan desgraciada durante mi vida en Viena”.

Por: Vanidades / Fotos: Archivo

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