De acuerdo a una publicación hecha por el diario británico The Sun, los pasajes del palacio de Windsor, donde reside la familia real de Gales, se han convertido en el nuevo espacio de esparcimiento del pequeño príncipe Louis, quien ha demostrado en los últimos meses una curiosa afición, que parece haber sido heredada de su ancestro la reina Isabel II.
Resulta que el informante que dio declaraciones al diario, y que se dice cercano a los miembros pertenecientes a la casa Windsor, relata que el más pequeño de los hijos de William y Kate ha desarrollado un gusto por los autos de carreras, y no solo por observarlos a través de la televisión o de jugarlos en sus versiones a escala, sino ¡también de conducirlos!
Igualmente, el medio señala que el vehículo de juguete con el que Louis maneja por las veredas de la propiedad real posee un funcionamiento de motor eleéctrico, lo cual podría representar una actividad no tan riesgosa para la corta edad del royal, quién en 2023, apenas cumplió los 5 años.
El gusto por conducir le fue heredado al príncipe Louis
Anteriormente, ya se ha relatado que los genes de la fallecida reina Isabel II han influido mucho en la conducta de otros de los hijos del primogénito de Carlos III, siendo Charlotte la descendiente más parecida a la monarca en carácter y en su afición por los caballos.
Sin embargo, ahora sale a la luz que el gusto por los motores del pequeño Louis también forma parte del legado que Isabel le dejó a sus bisnietos, ya que como menciona The Sun, la monarca disfrutaba de manejar ella misma su camioneta.
“El príncipe Louis puede usar los caminos que atraviesan Frogmore Gardens como una pista de carreras y es completamente privado. La reina solía usar el área para montar a caballo y llevar a sus perros. Ahora, el príncipe Andrés y Fergie van allí con los corgis. Es tranquilo y alejado del público, por lo que es ideal para Louis”, aseguró la fuente que ha revelado la tierna afición del pequeño royal.
Además, de acuerdo a los distintos testigos fotográficos que se han difundido de la familia real británica, el gusto por las ruedas de Louis no es fortuito, ya que tanto su tío Harry, como su padre han sido captados manejando tanto vehículos motorizados, como bicicletas, por lo que podría deducirse que la afición por rodar del menor podría prolongarse hasta su adultez y convertirse en una pasión consolidada y podría vérsele en algún momento en eventos de fórmula 1 o alguna otra organización que tenga que ver con la velocidad.