Después de posponer la fecha de su enlace en tres ocasiones , la princesa Teodora de Grecia ha dicho “sí, quiero” en una ceremonia que ha hecho historia. Su boda ha sido uno de los eventos más destacados del año en la realeza europea, no sólo reunió tres casas reales, también fue el enlace entre tradición y modernidad.
Teodora de Grecia: la unión de tres casas reales
Nacida el 9 de junio de 1983 en Londres, la recién casada es la cuarta hija del depuesto rey Constantino II de Grecia y de la princesa Ana María de Dinamarca. A pesar de que la monarquía griega fue abolida en 1974, Teodora mantiene su título de princesa de Grecia y, por parte de su madre, también es princesa de Dinamarca.
Además de pertenecer a la casa real de Grecia y tener vínculos con la de Dinamarca. También está relacionada con la Casa Real de España, Theodora es parte de una prominente familia real; es sobrina de las reinas eméritas Margarita II de Dinamarca y Sofía de España. De ahí la presencia de tantos invitados de la realeza.
Vestido de princesa
No hay plazo que no se cumpla ni boda que no se celebre. ¡Por fin! Teodora se casó con Matthew Kuma, un abogado estadounidense. Este enlace había sido pospuesto varias veces debido a la pandemia y otros imprevistos familiares, pero finalmente se celebró con gran expectativa.
La ceremonia tuvo lugar en la catedral ortodoxa de Atenas y el ajuar de la novia fue cuidado hasta el más mínimo detalle. El vestido de bodas fue diseñado por la reconocida modista griega Celia Kritharioti. El modelo, confeccionado en seda y gasa, tenía un escote bardot que dejaba los hombros al descubierto y parte de la espalda.
El vestido estaba adornado con flores bordadas y pedrería, que hacían juego con el tradicional velo nupcial. Se trata de un velo de encaje irlandés, el cual ha sido protagonista en numerosas bodas reales danesas. La tradición de portar este accesorio se remonta a Margarita de Suecia, ella lo recibió como regalo de bodas en 1905. Desde esa época, el velo ha pasado de generación en generación, adornando los cabellos de reinas y princesas. La única excepción a esta tradición fue la reina Mary, quien, pues ella no es descendiente directa de la casa real y se lo puso en su enlace con el ahora rey Federico X de Dinanarca.
Además del impresionante velo, hubo otra pieza histórica que relució en el enlace. Theodora usó la tiara Jedive para la ocasión. Se trata de una joya histórica que ha sido utilizada por varias generaciones de mujeres de la familia real danesa, comenzando con su bisabuela.
¿Cuál es la historia de la tiara Khedive o Jedive? Su origen se remonta a 1904, cuando la firma joyera Cartier la creó con oro blanco y platino. Esta joya fue un regalo del Khedive de Egipto, Abbas Helmi II, a la princesa Margarita de Connaught, quien era madre de la reina Ingrid de Dinamarca. Tras el fallecimiento de Margarita, la tiara pasó a su hija Ingrid cuando solo tenía diez años, y más tarde se integró en las joyas de la corona danesa al casarse con el rey Federico IX de Dinamarca.
Actualmente, la tradición familiar establece que todas las descendientes directas de la reina Ingrid deben usar esta tiara en sus bodas. Ana María, madre de Teodora, fue la primera en llevarla como complemento nupcial, marcando el inicio de esta costumbre que ha perdurado a lo largo de las generaciones.
Con su vestido de novia, Teodora de Grecia ha escrito un nuevo capítulo en la historia de la moda nupcial real. Un diseño que ha dejado huella y que será recordado por generaciones. La novia llevó un ramo clásico simétrico, que fue el complemento perfecto para un atuendo atemporal.