Luego de que trascendiera que Camilla Parker habría estado de vacaciones en la finca española de La Garganta, antes de retomar sus funciones en el Día de la Commonwealth, se ha viralizado una trágica historia que tuvo lugar en los alrededores de este lugar hace mucho tiempo y que, hasta hoy sigue causando un gran misterio.
Aunque de manera oficial la Casa Real Británica no ha confirmado que la consorte hubiese tomado unos días de descanso, ha sido la prensa británica la que ha sugerido que Camilla habría viajado hasta España para darse un respiro de sus deberes reales.
¿Qué pasó en la finca de La Garganta?
De acuerdo con reportes locales, lo sucedido tuvo lugar hace más de 100 años en el pueblo minero de Horcajo, el cual se encuentra muy cerca del lugar en donde la esposa de Carlos III reposó unos días, e implicó a unos menores desaparecidos.
Fue el 1 de enero de 1901 cuando se reportó la desaparición de tres niños de corta edad en dicho pueblo. Las alarmas se encendieron cuando los pequeños no regresaron a su casa luego de que habrían salido a jugar y a recoger unos madroños.
Al ver que los infantes no se reportaban, la comunidad no dudó en formar grupos para iniciar su búsqueda. El pueblo, de ese entonces casi 2000 habitantes, buscó por todos lados: en el puerto, un campo santo y hasta en el ‘gastaero’, un lugar en el que se depositaban restos de animales. Aunque todos los esfuerzos fueron en vano.
Los lugareños querían encontrarlos antes de que cayera la noche, pues los animales del monte eran muy peligrosos para tres menores y, ante ello, se temía no poder dar con su paradero.
Sin embargo, pasaron tres días y tres noches fue entonces cuando, lamentablemente, se encontraron los restos de los niños. Pero lo más misterioso fue que los cuerpos fueron hallados en el ‘gastaero’, un lugar que en las primeras horas de búsqueda fue inspeccionado y en el que no se avistó nada.
Luego, este evento se rumoreó de generación en generación, pero lo que se decía que había pasado con esos niños fue apabullante. Según la versión popular, había sido un médico el responsable de esas muertes, ya que este tenía un hijo enfermo de tuberculosis, de la misma edad de los pequeños, y les realizó transfusiones de sangre para aliviar a su retoño.
Si bien esto resulta muy poco creíble, lo más probable es que los menores se habrían perdido en el monte hasta dar en el ‘gastaero’. Seguramente ahí habrían muerto y las alimañas dieron cuenta de sus cuerpos.
Esta tragedia dejó tan marcada al pueblo que decidieron poner, de camino a La Garganta, un monumento en su honor y una placa que recuerda a estos tres infantes. “A la memoria de los niños Bonifacio Rubio, Alejandro Muñoz y León Piernas. La aldea de Horcajo”.
