Gloria von Thurn und Taxis, apodada como la “princesa punk”, es una de las figuras más intrigantes y controvertidas de la realeza europea. Nacida como condesa Gloria von Schönburg-Glauchau, hija de Joachim, conde de Schönburg-Glauchau, y Beatrix, una noble húngara, Gloria saltó a la fama en la década de 1980, desafiando las expectativas con su estilo extravagante y su espíritu rebelde.
Por aquellos años, era imposible que pasara desapercibida por sus looks, con diseños de época, joyas familiares y peinados de inspiración punk.
En 1980, a la edad de 19 años, se casó con Johannes von Thurn und Taxis, un empresario alemán 34 años mayor que ella, y jefe de la histórica casa Thurn und Taxis. Este matrimonio la introdujo en el exclusivo círculo de la alta sociedad, donde rápidamente se convirtió en un ícono de la moda y un tema recurrente en las revistas del corazón.
Su estilo, una mezcla de alta costura con elementos punk, la hizo famosa en la escena social internacional, codeándose con figuras como Mick Jagger y Andy Warhol.
El giro radical en la vida de la princesa punk, Gloria von Thurn und Taxis
A pesar de su fama como “royal rebelde”, tras la muerte de su esposo en 1990, Gloria experimentó una transformación personal. Desde entonces, se ha dedicado a su fe católica y es activista pro-vida, aunque sigue manteniendo su posición en la sociedad y el mundo de la moda. Con tres hijos: la princesa María, la princesa Isabel y el príncipe Alberto, Gloria ha conservado un perfil alto, pero ahora es más conocida por su activismo y su vida dedicada a la religión.
En la actualidad, la “princesa punk” sigue siendo una figura fascinante, que ha logrado un equilibrio entre su pasado extravagante y su actual devoción religiosa, manteniendo su lugar en el jet set internacional.