La Familia Real Británica es conocida por sus numerosas tradiciones, algunas de las cuales pueden parecer peculiares o incluso incómodas para quienes se integran en la realeza británica como lo ha sido en los casos de Kate Middleton y de la fallecida Lady Di.
Esta costumbre se trata de pesar en una balanza a los invitados antes y después de las celebraciones navideñas en Sandringham, algo que data desde el reinado de Eduardo VII. Según se sabe, dicha práctica estaba destinada originalmente a asegurar que los comensales disfrutaran de la abundante comida. De hecho, informes sugieren que consideran ideal un aumento de peso aproximado de 1,4 kilogramos, lo que indicaría una experiencia satisfactoria durante las festividades.
Mientras que a la fallecida reina Isabel II también le parecía graciosa esta tradición, razón por la cual durante su reinado también la llevaba a cabo antes y después de cada Navidad. Sin embargo, nueva información sugiere que dicha costumbre sería una pesadilla para la esposa del príncipe William, así como lo fue en su momento para la princesa Diana.
¿Por qué a Kate Middleton no le gustaría esta tradición real?
Tras su matrimonio con el príncipe William, Kate se ha visto inmersa en las costumbres reales, incluyendo la de pesarse durante las celebraciones navideñas. Aunque ha mantenido una actitud pública de adaptabilidad y compromiso con las tradiciones de la familia, es plausible que esta práctica le genere incomodidad, especialmente considerando las expectativas sobre su apariencia y salud.
Además, tras su reciente recuperación de un tratamiento de quimioterapia en 2024, someterse a esta tradición podría ser física y emocionalmente desafiante. Incluso, podría traer serias consecuencias que pudieran traducirse en recaídas. Una situación que sería perjudicial ya que la princesa todavía no está completamente recuperada del cáncer.
En tanto que en el caso de la princesa Diana, esta tradición fue particularmente perturbadora. Lady Di luchó contra trastornos alimenticios, específicamente bulimia, y la obligación de someterse a un control de peso público exacerbaba su ansiedad y sentimientos de vulnerabilidad. La presión de mantener una imagen perfecta ante el escrutinio constante de los medios y la Familia Real hacía que esta costumbre resultara aún más invasiva y estresante para ella.
Por otro lado, en una era donde la conciencia sobre la salud mental y los trastornos alimenticios ha aumentado, mantener una tradición que implica el control de peso de manera pública puede parecer desfasado e insensible. Aunque para la Familia Real Británica representa una costumbre histórica, es fundamental considerar el bienestar de sus miembros y el mensaje que estas prácticas transmiten al público.
De ahí que la continuidad de esta tradición plantea interrogantes sobre la capacidad de la monarquía para adaptarse a los tiempos modernos y mostrar empatía hacia las experiencias personales de sus integrantes. Por lo que es esencial evaluar su impacto en los individuos y considerar modificaciones que reflejen una comprensión más profunda de los desafíos contemporáneos relacionados con la salud mental y física.
