Juan Ignacio Balada fue un enigmático empresario menorquín que falleció en noviembre del año 2009. Tras lo cual fue revelado su testamento, el cual resultó estar dividido en dos mitades, una para los actuales reyes, Felipe VI y Letizia Ortiz y la otra para los ocho nietos de los eméritos Juan Carlos I y Sofía de Grecia. La princesa Leonor se encuentra entonces entre la lista de herederos.
De acuerdo con la revista Vanity Fair, Balada especificó que, en caso de que los miembros de la Familia Real no aceptaran los cerca de 10 millones de euros de patrimonio, la herencia fuese a parar al Estado de Israel. Sin embargo, hasta la fecha a más de 10 años del fallecimiento del magnate, ese asunto queda sin resolver, por lo que en un futuro los nietos de Don Juan Carlos podrían incrementar su fortuna a partir de la repartición de un lujoso palacete en Balada.
La noticia de esta herencia vuelve a ser noticia debido a que este 2025 es el año en el que la menor de los nietos de los eméritos, la infanta Sofía, se convertirá en mayor de edad y por lo tanto tanto ella como sus primos ya son enteramente capaces de cobrar tal beneficio.
¿Cómo es el palacete en Balada que se le fue heredado a los nietos de Juan Carlos I?
Según menciona el portal Vanitatis, la lujosa propiedad cuenta con más de 500 metros cuadrados construidos, además de un solar adyacente apto para construir un bloque de pisos.
La misma fuente precisa que anteriormente el inmueble se vendía por 1,5 millones de euros, un precio mucho más bajo del habitual.
Se espera que Leonor, Sofía, Victoria Federica, Froilán, Irene, Pablo, Miguel y Juan pronto se pongan de acuerdo sobre la venta o uso del inmueble. Aunque, según se informa desde la prensa española, se espera que las hijas de Felipe VI cedan su parte de la herencia para cederla a la Fundación Hesperia, la cual fue fundada a nombre de Juan Ignacio Balada.
¿Quién era Juan Ignacio Balada, el millonario que dejó la mitad de su herencia a los nietos de Juan Carlos I?
Juan Ignacio era hijo de Ramón Balada, propietario de un cine en la ciudad, y de Catalina Llabrés, la primera farmacéutica de Menorca.
De acuerdo a las declaraciones del periodista Josep Pons Fraga, citadas por Vanity Fair, siendo joven, Juan Ignacio se marchó a estudiar a Barcelona, pero no terminó ninguna carrera. “En la ciudad condal se ganó la vida como pianista. Regresó a Menorca donde, al morir su madre, se encargó de la farmacia de la calle Ses Voltes, una joya modernista que a su desaparición en 2009 se encontraba en estado ruinoso”, relata el medio citado.
La misma fuente informa que, según Pons, el millonario leía todos los días el Financial Times y se aficionó a las inversiones.